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La web rusa que te regala dinero: la trampa de Kviku

Centenares de afectados denuncian el acoso y las amenazas de una empresa de micropréstamos que te ingresa dinero sin tu permiso

Víctor Masip Brevers
6 min
Ilustración

¿Una boda? ¿Una reparación? ¿Un retraso en la nómina? Son algunos de los imprevistos con los que se pueden encontrar las personas que solicitan un micropréstamo. Se trata de un producto muy rápido de pedir y no hay complicaciones. Ahora bien, cuando la necesidad y la inmediatez del mundo digital coinciden, es muy fácil caer en una trampa. Y esta trampa puede convertirse en una red de deudas, contratos de préstamos abusivos, acoso y amenazas: es la pesadilla que muchas personas viven con Kviku, una empresa rusa con sede en Chipre y sede española en Marbella que se presenta como un banco en línea que ofrece préstamos “sin comisiones”.

A Kviku se llega a través de simuladores de préstamos (como Solcredito, Fineria, Credy…) que te recomiendan prestamistas según tu perfil. Sin preguntar ni la cantidad que necesitas, al registrarte te piden el DNI, el teléfono… y el número de cuenta. Instantes después de llenar el formulario, recibes en el móvil un SMS con un código para verificar la cuenta. Cuando lo introduces, sorpresa: sin ninguna información adicional, Kviku te ingresa 50 € acompañados de un correo electrónico con un contrato de préstamo. Y el contrato te obliga a devolver más del doble (104,13 €) en un máximo de dos meses. En caso de que no lo hagas, empieza un acoso con llamadas, correos y amenazas de visitas a tu casa si no pagas inmediatamente.

Según ha podido saber el Emprenem, algunos de los engañados acaban pagando por miedo. Otros no lo han hecho, se han quedado con el dinero: “Si nos quieren estafar, pues los estafaremos nosotros primero”, dice uno de ellos. Ahora bien, tendrán que convivir con mensajes y llamadas que les aparecen cuando menos se lo esperan. Ahora, gracias a las redes sociales, se han unido y han empezado a presentar denuncias. 

Un caso de usura

Sergio Nogués, abogado experto en préstamos abusivos, afirma que “los préstamos de Kviku son, en su gran mayoría, usura; son ilegales y están aplicando intereses de más del 700%”. Este abogado asegura que la deuda que se genera con Kviku no es real porque el contrato es completamente nulo y usurario. Según apunta, en los últimos meses su despacho ha hecho decenas de reclamaciones judiciales contra Kviku, que sigue defendiendo que los contratos son legales. “En la gran mayoría de casos cancelan el contrato, pero alguna vez los hemos llevado a juicio”, explica.

También señala que, con un solo clic, esta empresa rusa da el contrato por firmado y el préstamo por concedido: “Te lo aprueban en diez segundos y te ingresan el dinero en treinta”. Según apunta, en los últimos dos meses las denuncias han aumentado significativamente y Kviku otorga préstamos cada vez más conflictivos. "En la gran mayoría de casos ingresan dinero sin tu consentimiento, sin que te des cuenta". Según el abogado, si no pagas el préstamo, Kviku vende tu deuda a terceros que te pueden llevar a juicio o incluirte en listas de morosos como la ASNEF.

Hay que recordar que la jurisprudencia española establece que aplicar al cliente un tipo de interés superior al 20% constituye usura, una práctica que fue despenalizada en 1995 pero que sí conlleva la anulación del contrato. En el caso expuesto antes (devolver 100 euros en dos meses por un préstamo de 50 euros) el tipo de interés que se aplica es del 166%.

Javier Botía, un afectado por Kviku, explica que cuando recibió los 50 euros y el contrato de préstamo, envió más de diez mensajes al supuesto servicio al usuario para desistir, pero no había ninguna respuesta: “No entiendo según qué me concedieron un crédito. No me pidieron ninguna documentación ni conocían mi solvencia. Pagué los 104,13 € y lo dejé estar, pero la pesadilla no acabó ahí: me siguen enviando mensajes pidiendo más dinero y sé que, si pago, me pedirán más y más”.

Cuando los “clientes” escriben pidiendo explicaciones, Kviku responde de manera contundente: “Es increíble que nos acuse de estafa. Lo que hay es una falta de atención suya a la hora de solicitar un producto financiero sin estudiar rigurosamente los términos”. También les explica que “en los bancos online los SMS son una confirmación de su consentimiento para firmar el préstamo”. La atención al cliente de la empresa asegura que “hay clientes que se quejan de todo y otros que agradecen que demos préstamos sin documentos”.

Rebecca López Martín es periodista, tiene un máster y actualmente ejerce como profesora. “Todo el mundo puede tener un imprevisto. En mi caso necesitaba unas gafas nuevas. En ese momento no tenía el dinero, y me puse a buscar un crédito rápido”. Al recibir los 50 euros, decidió devolverlos inmediatamente y envió un correo electrónico a Kviku con el justificante de la transferencia. “Me contestaron que no habían recibido nada, hasta que me puse a investigar y vi que el contrato no tenía validez legal en España”. Al informarse sobre las leyes que Kviku estaba incumpliendo, Rebecca se lo notificó a la empresa y, finalmente, le respondieron: “El préstamo está pagado y cerrado”.

Fue entonces cuando entró en un grupo de Telegram de afectados por Kviku y aportó su experiencia para ayudar. “En general, ves que la gente piensa que en esta estafa cae un perfil de persona que está inmersa en deudas, que no tiene estudios… pero no hay ningún perfil concreto. Todo el mundo puede ser estafado”, dice Rebecca. “En mi caso fueron 50 €, pero hay personas a las que Kviku ingresa mucho más dinero”, apunta.

Sin derecho de desistimiento

Las prácticas de esta empresa incluyen la extrema dificultad para desistir del contrato de préstamo en un periodo de 14 días por la escasa respuesta de la atención al cliente, hecho que atenta contra el derecho de desistimiento que protege al cliente en los créditos al consumo. Además, es imposible eliminar o modificar tus datos personales y financieros en la página web de Kviku, hecho que viola el derecho de supresión de datos.

Bernat M. es el administrador de Estafados Kviku, un grupo de Telegram que tiene más de 250 miembros. En su caso, intentó solicitar un préstamo de 250 euros que le concedieron. “Al revisar el contrato, vi que me pedían 567,59. Intenté desistir, pero solo me mandaban correos automáticos. Entonces fue cuando empecé a investigar por internet, y vi que había más gente en mi situación”, explica.

Bernat cree que lo que Kviku quiere es engañar a mucha gente con el microcrédito de 50 €. “Cuando pones el SMS piensas que es para verificar el teléfono, como cualquier otra página web, y en ningún momento te avisan de que es para firmar un contrato”, lamenta. “A partir de noviembre y diciembre –coincidiendo con el Black Friday y Navidad–, la cosa se disparó y no paraba de entrar gente nueva en el grupo”.

Después de consultar su caso con abogados especializados, Bernat decidió dejar de pagar hasta aclarar su situación con Kviku. “Me empezaron a amenazar. Decían que recibiría visitas de terceros a mi casa o a mi puesto de trabajo, que entraría en una lista negra de morosos, la ASNEF…” Desde entonces, Bernat todavía no ha conseguido solucionar su situación, aunque le siguen llegando mensajes automáticos. “Cuando ves que el importe va subiendo sin cesar y te amenazan con que entrarás en listas negras o que iniciarán un procedimiento monitorio en tu contra, te empieza a coger miedo”, explica.

Si el grupo de Telegram Estafados Kviku tiene más de 250 miembros, en Trustpilot podemos encontrar 315 opiniones negativas. En una página de quejas hay hasta 775 reseñas y la OCU ha registrado 20 reclamaciones. Con todo, este diario no ha podido determinar el número exacto de usuarios que han recibido dinero de Kviku sin su consentimiento.

Kviku Finance es una plataforma de financiación colectiva que ofrece a cualquier usuario la posibilidad de financiar préstamos a particulares que piden créditos. Los usuarios pueden seleccionar el mercado que les interese más, filtrando por país, fecha, tasa de interés o cantidad, y financiar un préstamo. Hoy Kviku permite invertir en hasta 2.840 créditos individuales de 50 € emitidos en los últimos 14 días. También hay préstamos que llegan hasta los 600 €.

En declaraciones a este diario, A.O., inversor en Kviku, asegura que “todo va de manera automatizada basándose en unos simples criterios de duración”. Según dice, la empresa ofrece rentabilidades de entre el 10 y el 12% a los inversores, muy por debajo de los intereses que pagan los clientes, pero ahora mismo no está pagando lo que ha prometido. “Podríamos ir por la vía legal para tomar el control de esta cartera de préstamos”, afirma.

Las raíces rusas de la empresa

Kviku es un grupo internacional de tecnologías financieras con raíces rusas y presencia en Europa y Asia. Según datos de la propia compañía, desde su lanzamiento en 2013 ha emitido más de 3 millones de préstamos con un volumen total superior a los 300 millones de euros. En España, sus operaciones empezaron en 2019. En 2020 Kviku tenía 40 trabajadores, mientras que en 2022 la empresa decía tener 108.

Nikita Aleksándrovich Lomakin es el director ejecutivo y cofundador de Kviku. De acuerdo con su perfil de LinkedIn, se graduó en la Universidad Estatal de Moscú con una licenciatura en matemáticas y cibernética en 2009. Del 2009 al 2012 trabajó en Morgan Stanley en Moscú y Londres. Veniamin Veniaminovich Lipskii, director financiero y cofundador de Kviku, se graduó en la Universidad Estatal de Moscú con una licenciatura en economía en 2007. A finales del 2016 renunció a su papel de vicepresidente del Sputnik Group para trabajar a tiempo completo en Kviku. Son los emprendedores que están detrás de una empresa que ahora mismo es una pesadilla para muchos de sus clientes.

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