El Gobierno apuesta por los coches de hidrógeno en la formación profesional
El instituto Andreu Nin del Vendrell ofrecerá enseñanza vinculada a esta tecnología gracias a un acuerdo entre Educación y Applus+ IDIADA
BarcelonaEl departamento de Educación y Formación Profesional ha llegado a un acuerdo con Applus+ IDIADA para potenciar las enseñanzas en torno a los vehículos con pila de combustible de hidrógeno entre los estudiantes de formación profesional del instituto Andreu Nin del Vendrell. El acuerdo prevé que la compañía de referencia a escala internacional en diseño, ensayo y homologación de vehículos realice formaciones específicas a los docentes del centro educativo para potenciar los contenidos relacionados con los coches de hidrógeno, así como la cesión gratuita de motores, vehículos y otros materiales necesarios para poder realizar las prácticas con el alumnado.
No es la primera vez que Applus+ IDIADA, que tiene una pista de pruebas para nuevos vehículos y prototipos considerada puntera en todo el mundo, colabora con varios centros educativos de su entorno. En los últimos dos años ha acogido a un total de 267 estudiantes en prácticas de formación profesional dual de 9 institutos del Penedès, la mitad de los cuales ha acabado entrando en la plantilla. La gran novedad es que ahora esta colaboración quiere ir más allá para incluir contenidos en torno al hidrógeno verde y los coches con pila de combustible en el ciclo formativo superior de automoción y en el curso de especialización de mantenimiento de vehículos híbridos y eléctricos. El plan del departamento de Educación y Formación Profesional y de Applus+ IDIADA es realizar una prospectiva y analizar los resultados de esta colaboración para extender la experiencia a otros centros formativos catalanes.
Con esta iniciativa el Gobierno quiere avanzar a las futuras necesidades en torno a la movilidad sostenible y los objetivos de descarbonización. Los coches con pila de combustible de hidrógeno son una de las alternativas reales a los modelos de combustión actuales, si bien actualmente sólo dos fabricantes asiáticos (Toyota y Hyundai) disponen de vehículos a la venta que utilicen el hidrógeno como alternativa a los coches de combustión, y que esta tecnología todavía es prácticamente testimonial entre los grandes fabricantes europeos.
¿Qué son y cómo funcionan los coches de hidrógeno?
Los coches de hidrógeno o de pila de combustible son, en realidad, coches eléctricos, es decir, impulsados por un motor eléctrico que envía su potencia a las ruedas. La gran diferencia con los eléctricos enchufables es, precisamente, que su energía eléctrica no proviene de la electricidad almacenada en las baterías sino que se obtiene a partir de la energía que proporciona el hidrógeno.
Este tipo de vehículos funcionan gracias a un montón de combustible interno alimentado por la oxidación del hidrógeno con agua, que libera energía eléctrica reconvertida en la electricidad que alimenta la pila. Los modelos más representativos de este tipo de tecnología –Toyota Mirai y Hyundai Tucson Fuell Cell– disponen de una autonomía real de 600 km, lo que los hace realmente competitivos respecto a los modelos convencionales. Además, no es necesario esperar mucho para llenar el depósito de hidrógeno de estos vehículos, a diferencia de los eléctricos enchufables, y tampoco sufren la degradación progresiva de las baterías de litio que presentan los eléctricos enchufables.
Desafortunadamente, las pilas de combustible de hidrógeno tienen un lado oscuro que dificulta (ya veces imposibilita) su implementación masiva. En primer lugar, las pilas de combustible necesitan un hidrógeno puro que no se encuentra en un estado natural en el planeta y debe crearse artificialmente a partir del gas natural. En segundo lugar, durante el proceso de producción del hidrógeno se libera una gran cantidad de CO2, ya que la electrólisis necesaria para obtener hidrógeno a partir del agua necesita grandes cantidades de energía que encarece la producción y el precio final del hidrógeno verde. De esta forma, las grandes ciudades se liberarían de buena parte de los humos y gases contaminantes, que se trasladarían al centro productor de hidrógeno, y el efecto sobre la atmósfera sería igual de contaminante. La única solución para evitar emitir gases contaminantes en el proceso de obtención de hidrógeno es hacerlo a partir de las energías renovables, y que el hidrógeno obtenido acabe teniendo un precio final que le convierta en una alternativa real para el cliente final.