2026 y "el mal no prevalecerá"
Que el 2026 será un año muy peligroso lo oyes decir por todas partes a poco que pares la oreja. Y aunque ya sabemos que los pesimistas tienen más números para acertarla, es muy probable que el mal agüero se haga realidad si contamos que pronto hará cuatro años que tenemos una guerra en Europa (a veces parece que lo hemos olvidado: la guerra en Ucrania es una guerra en casa), con la Unión Europea tambaleándose ante Putin, que ha ligado su tren en el conflicto se llamó el vínculo transatlántico.
El año nuevo no nos traerá novedades en la acción y comunicación políticas, que viven de la polarización y de ver quién la dice o la hace más grande. Sin ir muy lejos, en Badalona el alcalde García Albiol ha querido recordar a sus votantes que si quieren mano dura él es su referencia original y no hace falta que busquen copias.
Agitarán todas las amenazas posibles para seguir haciéndonos miedo porque seguimos entregando nuestra libertad a cambio de su supuesta seguridad, e insistirán en conseguir que el 99% malvivamos enfrentados entre nosotros mientras el 1% lo mira desde el avión privado. Oiremos mensajes de odio contra los pobres y los que piensan diferente, y castigarán nuestra autoestima, especialmente la autoestima de los catalanes, con el tipo de mentiras que nos sabemos de memoria.
O sea que, al menos, la gran ventaja del 2026 es que lo empezamos avisados. En 2026 pedirá grandes cantidades de compromiso en lo que creemos, hacemos y somos. Que no echemos la toalla pensando que no hay nada que hacer. Recuerdo León XIV la tarde de su elección: "El mal no prevalecerá“. La primera derrota que quieren conseguir es la de nuestra moral colectiva. Y nuestra victoria empezará por no aceptarla. Por eso, ya pesar de todo, deseémonos un buen año nuevo.