25-N: El amor no mata

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La sombra de un agresor.

Si quieres a una persona, no le haces daño. No la humillas, no la menosprecias, no la coaccionas. La respetos. No necesito ninguna evidencia científica que lo demuestre. Es un axioma. Por mucho que la sociedad patriarcal nos haya hecho creer lo contrario. Y por eso todavía necesitamos días mundiales para concienciarnos. Como el de este sábado, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Como afirma la ONU, ésta sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que globalmente 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en la vida. las instituciones educativas. Ni el entorno online se escapa. Es crucial reconocer que la violencia machista no conoce barreras sociales, económicas o de educación. Piense, sino, en el asesinato hace unos días de Giulia Cecchettin, una chica de 22 años a punto de graduarse en ingeniería biomédica, a manos de su ex-novio, Filippo Turetta, compañero sede de clase en la Universidad de Padua .

Un asesinato brutal, con grabaciones de la violencia física ejercida, que ha conmocionado a Italia. Estuvieron una semana buscándola mientras él huía en coche. Lo han pillado en Alemania. Al parecer, él no aceptó el fin de la relación y, además, su inminente graduación fue su detonante. El mundo al revés. Un motivo de celebración convertido en un atizador de ira.

No, Filippo no es un monstruo. Como dice la hermana de Giulia, Elena Cecchettin, “un monstruo es una excepción, una persona fuera de la sociedad, una persona de la que la sociedad no debe responsabilizarse”. En cambio, quien comete estas violencias contra las mujeres “son hijos sanos del patriarcado, de la cultura de la violación”, de esa cultura “que legitima todos los comportamientos que perjudican a las mujeres, empezando por las cosas a las que a veces ni tan sólo se les da importancia, pero que lo son mucho importantes, como el control o la posesión”. Y eso también fuera de la pareja y en cualquier ámbito, incluido el académico –añado.

La respuesta de la sociedad italiana ha sido unánime en el rechazo de este crimen. Incluso la primera ministra, Giorgia Meloni, ha expresado que "cada mujer asesinada por ser culpable de ser libre es una aberración que no puede ser tolerada". Sin embargo, su partido se abstuvo en la votación del Convenio de Estambul contra la violencia de género en el Parlamento Europeo.

Claramente, la indignación debe ir acompañada de acciones decididas.Y es que es triste constatar los pocos recursos económicos empleados en la eliminación de esta lacra. Según la ONU, sólo un 5% de la ayuda gubernamental mundial va destinada a la violencia de género "invierte menos del 0,2% en la prevención.

Tenemos una responsabilidad colectiva de poner fin a esta violencia insoportable. Necesitamos una cultura donde las relaciones se basen en el respeto mutuo y la igualdad.

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