Acelerar la vacunación para salvar la temporada turística

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La zona, al CCIB, donde se hacen las pruebas de antígenos del Festival Cruce

La rápida propagación de la variante delta entre la población joven en Catalunya, a un ritmo muy superior al de la media española, ha hecho que las cifras catalanas estén ahora entre las peores de Europa. Es difícil aclarar cuáles son los motivos de este aumento exponencial más allá de señalar que el virus se está ensañando ahora con la población no vacunada, que coincide también que es la que tiene más comportamientos de riesgo. Ahora mismo la incidencia acumulada a 14 días en la franja de edad que va de los 20 a los 29 años en Catalunya supera los 2.000, y la de la franja de los 12 a los 19 se ensarta hasta los 1.473, unas cifras completamente terroríficas. Por suerte, este aumento no se está convirtiendo todavía en un aumento de la mortalidad, pero los CAP están desbordados (ya no se hacen pruebas a los contactos asintomáticos) y los hospitales empiezan a recibir los primeros efectos del aumento de contagios.

Ante esta situación, el Govern volvió a cerrar el ocio nocturno, y ejecutivos de nuestro entorno, como el valenciano, acaban de pedir el toque de queda para una cuarentena de municipios. No es descartable, pues, que a corto plazo se vuelva a limitar la movilidad en algunos lugares concretos. En la ciudad de Barcelona, por ejemplo, los contagios se han multiplicado por cuatro en los últimos días. Y el Ayuntamiento ha pedido ayuda a los Mossos para evitar aglomeraciones en la playa o en lugares como la Barceloneta.

Ante estas noticias, el gobierno francés recomendó ayer a sus ciudadanos que no viajen estas vacaciones a Portugal y España, y especialmente a Catalunya, por la elevada incidencia de la enfermedad. Como es lógico, el sector turístico está muy preocupado, puesto que empiezan a tener cancelaciones en una temporada que tenía que ser la del inicio de la recuperación. El objetivo de lograr al menos una cifra próxima en mitad de los turistas que vinieron en 2019 parece, a estas alturas, bastante lejos. La quinta oleada, provocada por una variante más contagiosa que las anteriores, amenaza ahora con echar por tierra las previsiones más optimistas para este verano.

Estas cifras contrastan con otro hecho innegable, y es que precisamente España, incluida Catalunya, está entre los países europeos con un índice de vacunación más elevado. El sistema de salud ha demostrado su fortaleza y capacidad de actuar en situaciones de crisis, pero, a pesar de todo, parece que la vacunación habrá llegado tarde para las franjas más jóvenes, que son ahora las más problemáticas. La única solución, pues, es, por un lado, aplicar medidas restrictivas de carácter quirúrgico para evitar aglomeraciones de jóvenes, y, de la otra, acelerar la vacunación entre este sector de la población. Solo una acción decidida ahora puede hacer que al menos se pueda salvar el agosto.

Están en juego muchos puestos de trabajo y el bienestar de muchas familias como para no tomarse seriamente esta situación. Ahora que ya tenemos la gente mayor protegida y se ha reducido de manera exponencial la mortalidad, es hora de pensar en los que dependen del turismo para sobrevivir. Y esto quiere decir ser responsable en el caso de los jóvenes, y no confiarse, en el caso de los que ya están vacunados.

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