El acuerdo Govern-pagesos será bueno si el Govern cumple el pacto, pero de momento es lo que llaman unowin-win.Gana el ejecutivo porque, en política, el juego de las percepciones es fundamental y el acuerdo alcanzó el domingo por la noche. Mensaje: el Govern trabaja un domingo por la noche para desactivar un problema que podía complicar la circulación de mucha gente el lunes por la mañana, se reservaba un titular favorable para empezar la semana y el presidente Illa podía soltar, como aquel que tosa modestamente para disimular un éxito, "Nos hemos levantado con el país funcionando y sin carreteras cortadas". Nada menos que lo que espera la gente de los gobernantes, que solucionen los problemas y que no nos creen más.
Para los campesinos el acuerdo es bueno para haber desconvocado una protesta que estaba lista: hay rebaja de impuestos, adaptación de la ley a realidad de las explotaciones agrarias familiares, controles de las plagas y, sobre todo, simplificación de trámites administrativos.
No sé si las administraciones, tanto sus direcciones políticas como los funcionarios, son conscientes de cómo estamos hasta lo más alto los administrados de trabajar para ellos. O quizás son conscientes de ello, pero les importa poco, porque siempre pueden decir que vamos a reclamar al político que hizo el reglamento, y no a ellos, que sólo son los encargados de cumplirlo. Es bastante elocuente que, ya entrado el siglo XXI, la gente nos quejamos de la "papeleo" burocrática, y que todo lo que se supone que ganamos en rapidez tecnológica lo perdemos en un control minucioso que debemos aplicarnos nosotros mismos, mientras al otro lado de nuestro ordenador hay nunca un tipo de pistas. Eso si tienes suerte de terminar y no tienes que volver a empezar.
