¿Y ahora qué?
Tras tanto jaleo, tras entretener al personal con el viejo recurso de crear unas expectativas de acuerdo inminente para hacerse valer generando una nueva frustración, el resultado del acuerdo PSOE-Junts se reduce a cuatro conclusiones: la ley de amnistía, la ampliación de la participación directa de Catalunya en las instituciones europeas, la investidura de Pedro Sánchez y la estabilidad de la legislatura. El resto del documento deja claras las diferencias, aquello en lo que no puede cederse para no alterar a la propia parroquia, y con una imprecisa definición de la figura de un mediador internacional. El acuerdo llega donde todo el mundo sabe que están los límites de lo posible. ¿Era necesario alargar tanto el procedimiento?
¿Esta interminable negociación tenía que ver con los contenidos, donde no hay ninguna sorpresa, o era simplemente la estrategia de Puigdemont para afirmarse de cara a casa como depositario de la última palabra del independentismo? Para llegar a los razonables acuerdos alcanzados, ¿no habría sido más útil pactar justo después de tumbar la investidura de Feijóo, antes de que la España eterna se desatara y el tándem Feijóo-Abascal se ganase complicidades como la de Felipe González?
El acuerdo ha llegado al final. Y tiene un sentido, que deriva del fracaso de ambas partes en el 2017. El independentismo quiso dar un salto que no estaba a su alcance, y cuando se pierde la noción de los límites –de lo posible– siempre se termina mal. Y las instituciones españolas, incapaces de encauzar el problema políticamente, lo derivaron a la justicia, con innegables efectos contaminantes. Pedro Sánchez, que fue cómplice de la respuesta de Rajoy, haciendo ahora de la necesidad virtud parece decidido a conseguir que todo vuelva ahí de donde nunca debía haber salido: la política. La oportunidad llega cuando la realidad se ha ido imponiendo y las fabulaciones independentistas de entonces se han ido deflactando. Estamos en condiciones, como dice el texto, de aprovechar la oportunidad que ha dado el 23-J "de forma responsable". ¿De ese acuerdo se deriva la confianza necesaria para hacerlo posible? ¿Cómo será la resaca? Es fácil augurar una legislatura enormemente complicada, con una mayoría tan compleja que será muy difícil de mantener unida. Feijóo se ha pasado directamente a la dialéctica incendiaria. Y la reacción corporativa de sectores institucionales españoles es alarmante, en un momento en el que la derecha europea avanza acelerada hacia el autoritarismo posdemocrático. La nueva mayoría debe saber estar a la altura para combatir esta amenaza.