El análisis de Antoni Bassas: 'Se acaba el tiempo para evitar el fracaso definitivo'
Insisto que nadie sabe como acabará esto, pero si el 52% no se traduce en un gobierno y, sobre todo, si vamos a nuevas elecciones, el Procés, que culmina el 1 y el 27 de octubre, se ha acabado. El Procés ya había dado dado todas las señales de agotamiento con una legislatura pasada tan dura entre socios. Lo que no se habrá acabado es la represión del Estado
Esquerra Republicana solemnizó ayer que renuncia a gobernar con Junts per Catalunya, y para solemnizarlo nada más claro que usar palabras gruesas. Marta Vilalta, secretaria general adjunta y portavoz: “Con todas estas negociaciones de las últimas semanas y últimos días, sinceramente nos hemos sentido profundamente decepcionados y estafados. Se ha evidenciado que no ha sido posible un gobierno de coalición en los términos que habríamos querido. Por eso, ahora, llegado este punto, solo hay un escenario posible, y este escenario solo depende de Junts per Catalunya”.
Y el escenario al que se refiere es el gobierno de Esquerra en solitario con los votos (4 o los que sean) de Junts per Catalunya y los de los comuns y la CUP. Pero Junts, por boca del estratega en jefe de la negociación, Jordi Sànchez (el president Puigdemont se había retirado de la dirección de las conversaciones desde el primer momento), dice que los votos no son de balde, y menos (esto lo decimos nosotros) si Esquerra busca el apoyo de los comuns. Al mismo tiempo, los comuns no quieren facilitar un gobierno que nazca con el apoyo de Junts.
Esquerra está intentando pasar página, lo cual no quiere decir que no haya un canal abierto al más alto nivel entre Esquerra y Junts, no sé si con el dificilísimo intento de hacer gobierno, todavía, pero al menos de no repetir elecciones, escenario en el cual tanto los unos como los otros podrían perder hasta la camisa.
Pero ayer, tanto o más importante que esto de la estafa que decía Vilalta es la imagen de la vicepresidenta española, Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, recibiendo a Gabriel Rufián en Madrid, ahora que Pablo Iglesias ha plegado y Díaz está llamada a ser la presidenciable española de Podemos.
Y esta imagen establece una diferencia fundamental que explica algunas cosas: Esquerra hace frontera con más partidos que Junts. ¿Sabe aquello que, en política catalano-española, vales lo que vale tu grupo parlamentario en Madrid? Y ahora el gobierno español necesita los votos de Esquerra. ERC es un partido de 90 años, no como Junts, que no tiene ni un año y es más un instrumento para un objetivo (la independencia) que un partido pensado para durar, al menos de momento. Esquerra ve la mesa de diálogo más estratégica que Junts, que de entrada dice que no cree en ella. Junts no está para fotos de buen rollo con el gobierno español, sino para mantener un punto de tensión con el Estado. Por eso Junts cree que Esquerra no quiere pactar la unidad estratégica en Madrid, porque Esquerra tiene su propio ritmo y por eso pone excusas y se ha levantado de la mesa. Esquerra contesta que Junts ha tenido 83 días para llegar a un acuerdo.
Insisto que nadie sabe cómo acabará esto, pero si el 52% no se traduce en un gobierno y, sobre todo, si vamos a nuevas elecciones, el Procés, que culmina el 1 y el 27 de octubre, se ha acabado. El Procés ya había dado todas las señales de agotamiento con una legislatura pasada tan dura entre socios. Lo que no se habrá acabado es la represión del Estado: hay casi 3.000 encausados, exigencia de fianzas millonarias… Por eso hagamos resonar aquí las palabras de Lluís Llach, ayer: estamos ante una “tempestuosa batalla de egos, pequeñas ambiciones y frustraciones no realizadas. Es una vergüenza. Es un fracaso de la clase política”.
Nuestro reconocimiento a los que trabajan en primera línea del covid-19 y un recuerdo para los que sufren, para todos los represaliados políticos, y que tengamos un buen día.