El análisis de Antoni Bassas

El análisis de Antoni Bassas: '¿Con seis semanas no han tenido bastante?'

Allá donde centenares de miles de votantes catalanes independentistas ven un espacio, los partidos ven tres partidos. ¿Seis semanas no han sido suficientes para ponerse de acuerdo?

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Este es el candidato a la presidencia de la Generalitat Pere Aragonès pronunciando su discurso de investidura, esta mañana, en el Parlament. En el momento en que les hablo la sesión no se ha acabado, pero hoy Aragonés volverá a casa como salió, como diputado, porque solo obtendrá los votos favorables de Esquerra y la CUP, es decir 42 votos, lejos de los 68 que harían falta en primera votación para convertirse en el 132º presidente de la Generalitat.

La sesión ha empezado entre reproches. Esquerra diciendo que no se explica que Junts no pueda votar a favor y Junts diciendo que no se explica que Esquerra no se lo explique y que esto debe de formar parte del “pressing Junts”, y que hoy se abstendrán a pesar de que los había, en Junts, que querían votar que no.

Pere Aragonès ha hecho un discurso subiendo el tono de voz y reforzando la gestualidad, probablemente después de algunas horas de ensayo. Ha sido muy claro: amnistía y referéndum de independencia. Y ha sido muy interesante que el próximo presidente de Catalunya haya explicado cuál es su idea de lo que es hoy la nación catalana y el sentido que tiene ser catalán. Y la suya es una catalanidad republicana, sin himnos ni banderas, ni esencialismos más o menos pujolistas.

Pere Aragonès: "Tengo y me mueve un concepción republicana del país. Una concepción republicana del valor que damos a la idea de ciudadanía, a la idea de catalanidad, a la idea de nación. Rehuyendo los vivas, los himnos y las banderas, como diría Joan Fuster, y, a la vez, anclándonos con toda la determinación en el valor de la libertad, la equidad y la solidaridad como elementos constitutivos de una ciudadanía plenamente empoderada y emancipada. Hoy ser catalán, ser catalana, en buena parte es esto. Querer formar parte de un proyecto de futuro colectivo, compartido, para construir una sociedad mejor, más justa, y movida por la búsqueda de la equidad y la igualdad de oportunidades". "Hoy ser catalán, ser catalana, sin ningún tipo de duda, parte de una adscripción nacional moderna que no vive de reminiscencias históricas ni mira orígenes, sino que asienta su fortaleza en la construcción de un proyecto de futuro compartido que en buena parte pasa por la búsqueda del bien común".

A esta hora la sesión continúa. Preguntémonos cómo hemos llegado a la investidura de un candidato de Esquerra y que la CUP le pueda dar los votos pero Junts no. Pues es así porque la capacidad de cooperar entre los dos partidos está aniquilada por los años de prisión, de exilio, por las heridas de Octubre del 2017, por la competencia de siempre entre partidos que se disputan un electorado parecido. Fíjense, si no, cuál es la expresión que más han pronunciado tanto Esquerra como Junts: “Rehacer las confianzas”. Por eso uno de los escollos es el Consell per la República, que es tanto como decir el papel de Carles Puigdemont, como presidente en el exilio, en la vida política catalana.

Ayer leímos un hilo de Twitter del presidente Puigdemont digno de figurar a su biografía, por la dura carga personal y política que transportaba. Es un mensaje hecho de amargura vital. Habla de hacer política desde el exilio. Leo un resumen:

“Nos habéis visto hacer frente y tener iniciativa. Me doy cuenta que esto ha hecho enrabiar al Estado y que a la vez ha incomodado algunos sectores del independentismo, que cada vez lo disimulan menos. Todo este trabajo hecho sé que algún día nos lo podemos encontrar en contra nuestra. Sabemos que en caso de extradición, el tiempo pasado en el exilio no cuenta y que la segura condena recogería nuestra actividad todos estos años. Esto alegrará a aquellos que, también desde ciertos sectores del independentismo, lamentan que no estemos encarcelados y banalizan lo que es hacer política desde el exilio, que somos unos fugados que viven despreocupados, cómodamente e insolidarios con el sufrimiento de nuestros compañeros injustamente condenados... Tanto da. Ahora es el momento de la unidad y de la confianza”.

No hay duda: allá donde centenares de miles de votantes catalanes independentistas ven un espacio (el independentista), los partidos ven tres partidos. Y esto es lo que hace que el independentismo político ya no sea un movimiento, sino la suma de tres estrategias que no se excluyen porque se necesitan, pero viven separadas pero juntadas, que no juntas.

El resultado es que el independentismo ha dejado de comportarse como un proyecto ilusionante para sonar como una murga. 

Esto, que va contra la capacidad de ganar músculo popular, es especialmente negativo cuando el país está con medio millón de parados y el PIB desplomado. Las elecciones fueron hace seis semanas. Por más malas que sean las relaciones entre Junts y Esquerra, ¿seis semanas no han sido suficientes para ponerse de acuerdo? ¿Son conscientes, los dos partidos, de que miles de catalanes, en la vida de cada día, no tienen seis semanas para solucionar sus problemas? Quiero decir que en el trabajo no siempre le puedes decir a tu jefe que te dé seis semanas, porque las soluciones tienen que ser inmediatas, el cliente no espera, la condena no espera, la factura de los proveedores no espera. Ciertamente, la democracia en Catalunya no es más disfuncional que en otros lugares del mundo (en España estuvieron cerca de un año con un gobierno en funciones y tuvieron que repetir elecciones), pero esto no es excusa.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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