Las ayudas para fomentar el autoconsumo energético hacen corto

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Imagen de placas fotovoltaicas instaladas a la cubierta de La Fragua de la Hospitalet.

La irresponsabilidad de los gobiernos del Partido Popular con su impuesto al sol entrará en los libros de historia como ejemplo de mal gobierno y de miopía política y medioambiental. Retrasó muchos años el proceso de transición energética en el Estado, y esto hace que ahora se tenga que correr más para conseguir unos estándares mínimos que en otros países son la norma desde hace tiempo. La prueba es que, desde la derogación de aquella tasa que penalizaba el autoconsumo, se ha multiplicado el número de nuevas instalaciones, así como la potencia instalada, y ya no solo por parte de particulares sino también de empresas. En un momento en el que el precio de la electricidad está disparado por el tipo de sistema tarifario que hay en España –que penaliza al consumidor, puesto que la energía producida en las centrales de combustibles fósiles como el gas, más cara y contaminante, es la que acaba dominando en el precio final–, la opción de la autoconsumo, pese a la inversión inicial, está ganando cada vez más adeptos.

La prueba es que las nuevas instalaciones de autoconsumo fotovoltaico en Catalunya han pasado de las 421 que había en 2018, todavía con el impuesto al sol, a las 12.807 del 2021. Un incremento enorme que se ha visto potenciado desde las administraciones con varias líneas de ayudas. En total se han destinado 660 millones de euros para todo el Estado, de los cuales a Catalunya, a través del Institut Català de Energía (Icaen), se han asignado poco más de 112 millones. Una cantidad que ha sido insuficiente porque hay una sobredemanda del 18%, puesto que las peticiones eran de 133 millones. De hecho, esto es en el global, pero si nos centramos solo en la demanda de autoconsum de renovables en el sector residencial, administraciones y tercer sector, la demanda casi ha duplicado la oferta de ayudas.

En un primer momento se apuntaron sobre todo los hogares, pero cada vez más las empresas, y también los comercios, están pidiendo también estas ayudas, que en algunos casos pueden llegar a asumir hasta el 60% del coste de la instalación. El problema es que estamos en febrero y estas ayudas, necesarias si realmente se quiere dar un paso claro hacia la transición energética, ya prácticamente se han agotado. La convocatoria se publicó en diciembre y a estas alturas ya se han agotado y mucha gente se ha quedado fuera. Hace falta que los fondos europeos y las ayudas de la administración lleguen a todos los niveles de la población y no solo a las grandes eléctricas, que no solo se están beneficiando ahora de los altos precios de la energía, sino que han activado todos los mecanismos para conseguir también las ayudas para la construcción de las grandes instalaciones de renovables

El autoconsumo energético no será la solución, pero forma parte de ella. Es fundamental que haya un cambio en el paisaje de los pueblos y ciudades de forma que en la mayoría de tejados haya placas de autoconsumo que permitan hacer más sostenible el modelo. Catalunya está llegando tarde –va por detrás otros países y de la mayor parte de España– y no se puede escudar solo en lo que pueda hacer Madrid, que tiene mucha responsabilidad, sino que tiene que hacer una apuesta clara, movilizando dinero público y privado, por acelerar esta transformación.

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