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Camp de minas

La política española es un campo de minas y Murcia, tantas veces en la vanguardia de la reacción, ha sido el epicentro de una explosión, la oleada expansiva de la cual ha llegado a Madrid y ya veremos si también a la política catalana. Las bajas empiezan a contarse dentro de Ciudadanos, con una Inés Arrimadas que se ha hecho el harakiri por carencia de liderazgo interno y por incapacidad de prever la intensidad del movimiento en Murcia, donde los suyos la han traicionado sin contemplaciones.

Con la naturalidad de la hampa, el PP salvará la moción de censura que presentaron Ciudadanos y PSOE incorporando tres diputados de Ciudadanos en el gobierno. Tres diputados que votarán en contra de la moción que ellos mismos firmaron y apoyarán a Fernando López Miras, argumentando que apoyaron la moción “bajo presión”, mientras Edmundo Bal de Cs los acusa de haber sido “comprados con cargos y dinero”. El diputado de Ciudadanos se cotiza por unos 75.000 euros en Murcia.

La moción de censura que rompía el acuerdo de Cs con el PP ha servido de excusa en la ávida La moción de censura que rompía el acuerdo de Cs con el PP ha servido de excusa para la ávida lideresa madrileña, Isabel Díaz Ayuso, para coger al líder del PP por el cuello y llevarlo a elecciones anticipadas. Casado ha visto cómo Ayuso impone su ley en Madrid al grito populista -al estilo trumpista cañí - de “libertad o socialismo”.

Ayuso irá previsiblemente a elecciones y la Comunidad de Madrid dará oxígeno a Vox, siempre a punto para la reconquista.

El espectáculo no se para aquí, sino que la bomba ha hecho sacudir también la Moncloa, que ve cómo Ciudadanos entra en plena autofagocitación y expulsa a diestro y siniestro sus restos políticos, una vez desaparecida la ficción de aquel partido liberal que podía hacer de bisagra en las Españas. El final del sueño de algunos lo declaraba ayer el mismo Arcadi Espada, uno de los fundadores, en un “Manifiesto por la extinción” entre esquelas.

Con los restos de Ciudadanos dividiéndose entre los que se acercan al PSOE y los que se quedan con el PP, pueden cambiar los equilibrios del apoyo en el gobierno de Madrid. La ola expansiva puede llegar también a las relaciones del PSOE con ERC, a quien la estrategia de moderación y diálogo le puede salir mal. Es decir, el diálogo se puede ver una vez más perjudicado si, una vez más, la política española da la espalda a la moderación y responde poniendo más carbón en la máquina del agravio y la indignación, y da la razón a aquellos que nunca han confiado en una posibilidad sincera de diálogo que lleve a los indultos y a una mesa de negociación.

Con altavoz y con sordina

A la espera de que el PSOE se mueva o haga como siempre, atrapado por las fuerzas de la “España una”, en Catalunya que las negociaciones entre los tres partidos independentistas se hagan con sordina es de agradecer, pero no quiere decir ni que la orquesta afine ni que el resultado sea positivo para reconstruir un país angustiado.

Esquerra tiene interés en negociar a los dos lados del independentismo procurando mantener cuantas más líneas abiertas mejor, y Jordi Sànchez, el más político de los políticos de Junts, dio la orden de callar, y así se ha hecho en la negociación, para llevar a ERC hacia “la estrategia unitaria” en la actuación parlamentaria y la negociación con Madrid.

Con sordina también, ERC ha trabajado con habilidad el retorno de Meritxell Serret.

Con el Govern a la espera y Junts diciendo que no tiene ninguna prisa, el primer acuerdo entre ERC, Junts y la CUP (votante en blanco) ha facilitado la llegada de Laura Borràs al Parlament. Borràs marca las líneas de actuación en una entrevista que publicamos en el ARA y deja claro que no citar a su predecesor en su primer discurso no fue una simple cuestión de descortesia sino una enmienda a la totalidad de la actuación del presidente del Parlament saliente, Roger Torrent.

Borràs asegura que hay un pacto para reformar el reglamento del Parlament de forma que permita la “inviolabilidad” de la cámara ante la justicia.

Restablecer la dignidad de las instituciones es una parte de los deberes de la próxima legislatura, hay que ocupar el despacho y la autoridad de la presidencia de la Generalitat y garantizar la utilidad de la cámara. El Govern y la cámara tienen que trabajar con el objetivo de reconstruir un país en pandemia, amenazado socialmente y hundido económicamente.

El discurso de Borràs conecta a la perfección con una parte del electorado independentista que se siente humillado, pero se tendrá que explicar muy bien la diferencia entre el objetivo virtuoso de la separación de poderes y cualquier táctica para evitar la acción de la justicia en aspectos no ideológicos. Los ciudadanos de Catalunya, también los soberanistas, no se pueden permitir excepciones a la acción judicial. El cumplimiento de la ley es obligado para todos los ciudadanos, que a la vez también tienen derecho a la protección de la actividad democrática del independentismo. En los próximos meses habrá que ver cómo se garantizan por igual las dos condiciones, cómo se concretan las palabras de Borràs y qué forma toma una presidencia que se perfila intensa.

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