BLAI BONET
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El suño de mis treinta años fue un chico de ventana / en Santanyí, calle de Palma, 74. / Mi padre era yeguero, y cada noche me llevaba / una áspera liebre abierta, con el vientre lleno de mata”. Estos versos, ya míticos, son la primera estrofa del poema Autorretrato, de Blai Bonet, el primero de una serie de autorretratos que repartió a lo largo de su obra. La dirección postal del segundo verso, la calle de Palma, 74, era la de la casa en la que nació y creció el poeta, como un niño tísico de familia pobre. Sin embargo, en adelante será la dirección de la Casa Blai Bonet - Centro de Poesía, un espacio de referencia para la literatura catalana.

Llegar a este día de la apertura de la Casa Blai Bonet ha costado quince años de trabajo, que puede encontrar bien resumidos en la crónica de Cati Moyà para elAhora Baleares. El mérito de haber conseguido llevar este proyecto a buen puerto es de la Fundación Mallorca Literaria –una entidad de promoción de la cultura literaria adscrita al Consell de Mallorca y que, por así decirlo, hace un trabajo y lo hace bien– y del buen trabajo de su directora, Carme Castells, y del equipo con el que trabaja. Lo que se inaugura hoy es un equipamiento cultural de primer nivel, con un proyecto del arquitecto Biel Arbona que ha tenido un coste de 1,6 millones de euros y que incluye la reforma de lo que fue el domicilio del poeta (la parte museográfica del proyecto, dedicada a la vida y obra de Blai Bonet), y un edificio de nueva construcción, la Poeteca, donde se conservarán y podrán consultarse archivos y legados de diferentes poetas: ya se cuenta con los de Josep M .Llompart, Antonina Canyelles, Damià Huguet y Antoni Vidal Ferrando. Está previsto que la Casa Blai Bonet - Centro de Poesía tenga una programación habitual de actividades, y que también acoja residencias de creación literaria.

Junto con otras casas literarias también gestionadas por la Fundación Mallorca Literaria, como la del Padre Ginard, en Sant Joan, y la Casa-Museo Llorenç Villalonga, en Binissalem (que es la sede de la entidad), y con otros centros vinculados a la memoria de creadores (como el Centro Internacional de Fotografía Toni Catany, en Llucmajor: vale la pena recordar que existe un imponente retrato de Blai Bonet debido a Catany), Mallorca comienza a tener una red interesante de espacios que, a la vez que preservan el patrimonio literario, promueven la creación actual y la ponen, como suele decirse, en el mapa: el de los Països Catalans y el de la cultura global, tal y como ya la entendió, en su momento, el primer escritor en lengua catalana, el también mallorquín Ramon Llull.

Este año hará veintisiete años que murió Blai Bonet, y en un año y medio, en el 2026, hará cien que nació. Fue un gran escritor del siglo XX, como demuestra su obra poética, publicada por Edicions de 1984, o sus novelas El mar, Míster Evasión y Judas y la primavera, que encuentra en Club Editor. A veces genialoide y desconcertante, de lo que no podía dudarse era de su compromiso total con dos cosas, tanto o más amenazadas en su vida como: la libertad y la lengua catalana, que para Blai Bonet iban inseparablemente ligadas. Larga vida.

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