Cataluña en Davos y el incumplimiento del fondo de investigación
Davos es la ciudad de Europa de mayor altitud. Se encuentra en Suiza, en la esquina de los Grisons, y es también el lugar donde se celebra cada año la reunión del Foro Económico Mundial, que arrancará dentro de pocos días. cuántas ediciones desde que, en 1972, se celebró este Fòrum por primera vez.
Cada año participan gobiernos, empresas, organizaciones internacionales, emprendedores, líderes de la sociedad civil y muchos medios de comunicación. Es el altavoz económico más importante del año y el lugar para escuchar y tratar de coincidir con personas relevantes del ámbito político y económico. En 2004, el presidente Pasqual Maragall participó, argumentando que "Catalunya debe estar presente en el mundo, una presencia sostenida y potente, no sólo para decir que existimos, sino para explicarse y proponer".
En 2024, veinte años más tarde, el Gobierno de Cataluña recuperaba su presencia en Davos. Como consejera de Economía y Hacienda, pude reunirme con dirigentes políticos y empresariales para explicar las potencialidades de Catalunya, tejer complicidades e intentar atraer inversiones estratégicas. Recuerdo cómo, entre todas las cuestiones económicas habladas, tres temas levantaron especial interés: la supercomputación y el incipiente sector de los semiconductores en Cataluña –incluyendo la planta de preproducción de chips que debe construirse junto al Sincrotrón Alba (Innofab)–, el sector biomédico y la creación del hub de terapias avanzadas y emergentes de Cataluña, y el ICFO y las nuevas herramientas de fotónica y de inteligencia artificial que se están desarrollando en nuestro territorio.
Cataluña afronta muchos retos en los próximos años. Desde la vivienda a la necesidad de mejorar la financiación y las infraestructuras, impulsar un nuevo modelo energético o facilitar la relación entre la administración y las pymes del país; los desafíos son múltiples. En medio de todo esto, hay algo que no podemos olvidar: nos jugamos mucho, en la próxima década, en lo que se refiere al posicionamiento tecnológico y estratégico de Cataluña en el mundo.
Nos encontramos en un momento de grandes cambios disruptivos y de inversiones masivas, por parte de muchos países, en I+D+i. A nivel global, la inversión media en investigación y desarrollo se sitúa en torno al 2,5% del PIB, agregando sector público y sector privado. En la UE, esta cifra se reduce hasta el 2%, en Catalunya es del 1,8% y en España del 1,4%. Tanto EEUU como China superan el 3% del PIB. Aunque la inversión en I+D+i de la Generalitat en los últimos cinco años se ha incrementado un 40%, la dotación de recursos es todavía muy inferior a la que están haciendo territorios comparables y competidores de nuestro entorno.
Esta evidencia llevó, en otoño del 2023, a incluir en el acuerdo de investidura entre ERC y el PSOE el compromiso del Estado de instrumentalizar un fondo permanente de 150 millones de euros anuales para ejecutar proyectos de I+D+i en Cataluña. Así quedó recogido en el acuerdo de investidura, junto al traspaso integral de Cercanías y la cancelación del 20% de la deuda FLA que la Generalitat tiene con el Estado.
Estos días sentimos cómo se han iniciado los primeros trámites para el traspaso efectivo de Cercanías del Estado a la Generalitat, empezando por la línea R1. Pese a la lentitud de este proceso, es esencial que se produzcan avances tangibles en Cercanías, así como es esencial que se materialicen los demás acuerdos de investidura en el ámbito económico, que se firmaron con el PSOE: la cancelación del deuda FLA y la activación de los 150 millones de euros anuales del fondo de I+D+i. Ha habido tiempo, desde noviembre de 2023, para darle cumplimiento.
Mario Draghi, en su informe, habla de un escenario de lenta agonía y de un camino a la irrelevancia si Europa no impulsa su capacidad de innovación. También Cataluña se encuentra en esta dicotomía si no somos capaces de impulsar a futuro, y financiar adecuadamente, el ecosistema de investigación y de innovación.
Indudablemente, vienen tiempos fascinantes en innovación y tecnologías disruptivas en los próximos años. Cataluña puede estar allí, y explicar los avances y generar complicidades en foros internacionales como el de Davos, o puede no estar allí e iniciar un camino de lenta agonía y de irrelevancia económica y tecnológica. Debemos hacer todos los esfuerzos para transitar por el camino ganador, y por tanto reclamar, entre otros compromisos, la habilitación del fondo de I+D+i acordado con el Estado.