Cailee Spaeny y Kirsten Dunst en 'Civil war'
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La película de moda es un excelente drama bélico que, entre sus múltiples aciertos, tiene dos principales: situar su distopía no en un futuro más o menos cercano sino directamente en la actualidad, y fijar el punto de vista no en los combatientes ni en la población civil sino en un grupo de fotoreporteros de guerra haciendo su trabajo en EEUU en el que los estados de California, Florida y Texas se han levantado en armas desafiando al gobierno de Washington y su presidente, que no duda de bombardear a la población civil con la excusa de detener a los insurgentes. El trabajo artístico y técnico es de primerísimo nivel, con una dirección impecable de Alex Garland y una fabulosa Kirsten Dunst al frente del reparto. Como narración, combina elementos del cine bélico y el de acción y aventuras con el relato de iniciación a través del viaje (el aprendizaje que lleva a cabo la joven reportera interpretada por Cailee Speaney). Un viaje al corazón de las tinieblas, y que en cine han recorrido antes Coppola en Apocalypse now o Herzog en Aguirre, la cólera de Dios.

Civil war va más allá de advertirnos de que Occidente puede caer a causa del resurgimiento de las extremas derechas y el fascismo: también nos pone el espejo delante para recordarnos que estamos siempre más cerca de la barbarie de lo que estamos dispuestos a admitir . Cuando uno de los reporteros pregunta a un soldado contra quien dispara, la respuesta es franca y concisa: "Ellos quieren matarnos, y nosotros a ellos". Esto es todo. Se da a entender que el presidente es un personaje autoritario y corrupto (va por el tercer mandato, por ejemplo), populista y mentiroso, que ha manipulado las leyes y las instituciones a conveniencia. Pero no queda nada claro que los rebeldes sean mejores que él, ni en sus planteamientos ideológicos ni en la forma de defenderlos. Lo que sí existe es una ola de violencia desencadenada: se ha encontrado un pretexto para dar suelta a la voluntad de matar, torturar, vejar, violar, saquear. Es la manera de estar seguros de que todo ha saltado por los aires, que el tel protector conocido como civilización se ha desgajado y rápidamente se ha consumido hasta no quedar nada.

Seguramente la película dejará dentro del recuerdo de muchos espectadores la escena en la que el grupo de reporteros se encuentra con el personaje interpretado por Jesse Plemons, un ultra sanguinario y metódico que decide ejecutar ciudadanos según considere que son suficientemente americanos o no, buenos americanos o americanos dudosos. “Eres americano, vale, pero ¿qué tipo de americano eres?” Una frase, estremecedora, que actúa como un conjuro que regala una conclusión inmediata y definitiva sobre los demás. ¿Eres buen español? ¿Eres buen catalán? La ficción de Civil war permite el traslado contrafactual de las situaciones que hemos conocido, por los reporteros de guerra, en Siria, Irak, Afganistán, Yemen o Gaza a territorio americano. El trumpismo y el asalto al Capitolio del día de Reyes de 2021 resuenan con fuerza, pero la imagen que nos propone el espejo de este filme concierne a todo Occidente. Y también, la reflexión sobre el periodismo, y cómo nos contamos los hechos.

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