¡La cobertura!
Todos llegan a la guardería en coche, porque el padre, la madre, a veces el abuelo o la abuela, a veces otra madre u otro padre, les lleva. Todos ellos, sentados en la sillita, bien atados, llevan muñecos que aman y, a menudo, un biberón o un zumo que sorben con caña. En el respaldo del asiento del copiloto tienen un soporte para el móvil o la tableta. Mientras hacen el viaje miran dibujos. Cuando se detiene la emisión, porque no existe cobertura, avisan. Y cuando sale un anuncio, barbotean: "Nuncio", porque ya saben que los padres tienen el poder, desde el asiento de enfrente, de estirar el brazo y omitirlo. Quienes van en metro o bus llevan una tableta o el móvil de la madre en las manitas y también miran dibujos y también avisan cuando se les detiene la emisión, por ejemplo, porque pasan por un túnel sin cobertura. Y entonces las madres o los padres o la canguro que les trae les explican, pedagógicamente, que "No hay cobertura" y que enseguida saldrán los dibujos de nuevo. Y, a veces, ellos barbotean: "...chura", que significa "cobertura" en el lenguaje de los niños.
Soy de la generación que miraba los dibujos en el Super3 con los hijos. Sólo a la hora de la emisión. Entonces nos quejábamos de la repetición de capítulos de Tom y Jerry. Que los niños vean los dibujos solos y en todo momento cambia la forma de funcionar de todos nosotros. En cambio, los cuentos sí se les siguen leyendo los adultos. Soy de la generación en la que estaba mal visto que los niños mayores jugaran con el móvil en un restaurante mientras los padres disfrutaban de la comida. Hoy, decir que los niños no deberían utilizar dispositivos en la mesa está de más. Los padres hacen lo mismo.