El cuento de la 'macronía' ya ha acabado

Emmanuel Macron en un acto de homenaje a la reunificación alemana, el 3 de octubre en Saarbruecken.
07/10/2025
3 min

1. La vida es dura y a menudo pasa por encima de quienes más presumen. El fin de la macronía llega con un insólito fracaso para la historia: el gobierno que duró un solo día. El nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, en el cargo desde el 10 de septiembre, ha necesitado un mes para formar al ejecutivo y a la hora de presentarlo ha anunciado su dimisión. La mayoría de los nuevos ministros lo eran ya con François Bayrou. ¿Qué podía esperarse de nuevo? Incapaz de pactar con el centroizquierda, la derecha, más dividida que nunca y cada vez más acorralada por la extrema derecha, vive en el callejón sin salida de las rivalidades de vecindad.

Después de este espectáculo, ¿la mermada credibilidad del presidente Emmanuel Macron puede pedir una prórroga más? Ensimismado en su fracaso, le ha dado dos días de propina al primer ministro, alargando así la agonía. Triunfó con la promesa de llevar a la derecha francesa al paraíso liberal, rompiendo con la tradición gaullista, y ha terminado en la impotencia. Él pretende marcar el paso, pero el país hace tiempo que no lo sigue. Con el riesgo de que sean Le Pen y la extrema derecha quienes capitalicen el desconcierto. ¿Ha llegado la hora de convocar elecciones? La pregunta es: ¿legislativas o presidenciales? Visto el balance del último mandato de Emmanuel Macron, parecería más adecuado ir a las presidenciales y empezar de nuevo, pero sería una sorpresa que el presidente tuviera ese gesto de lucidez. Y todo ello con Marine Le Pen al acecho: "La farsa ha durado demasiado", ha dicho, y que es hora de "volver a las urnas".

Francia se ha convertido en el icono de la dificultad de gobernar las democracias liberales en un momento de radicalización de la derecha y desdibujamiento de las izquierdas. "La composición del gobierno no refleja la ruptura prometida", ha dicho el republicano Bruno Retailleau, figura representativa del sector más conservador de la derecha republicana. ¿Seguro que él y Macron compartían promesa?

2. Emmanuel Macron, pretendiendo hacer evolucionar la V República hacia un neoliberalismo con cierta sofisticación a la francesa, ha acabado atrapado por la corriente de radicalización autoritaria que viven los conservadores europeos. ¿Cuál es el problema que inquieta a Lecornu para formar gobierno? Tiene dos caminos: atraer a Le Pen o mirar al centroizquierda. La alianza con la extrema derecha sería la claudicación definitiva frente a la ola neofascista. Entrar en juego con los socialistas sería demasiado para Macron, que lo ha hecho todo para que esto nunca ocurriera. Y la izquierda vive todavía en la confusión: quedan muchas cosas por madurar. Seguro que es doloroso para el presidente tener que reconocer que no puede salir solo del agujero. Su autoridad mengua día a día.

Emmanuel Macron llegó muy joven y habrá quemado su vida política aceleradamente. Tiene todos los números para ser, antes de cumplir los 50 años, ya de por vida un expresidente de la República. Una carga que no es fácil de llevar. Y será curioso ver cómo saldrá adelante a la hora de asumir que su sitio es el más allá de la política: el retablo de las fotos de los expresidentes.

3. Sin embargo, su trayectoria y su figura son muy representativas del cambio de modelo económico y político que ha vivido Europa (y Estados Unidos) estos años. Con sensibilidades descaradamente distintas, de la grosería al esnobismo, Donald Trump y Emmanuel Macron quedarán como iconos políticos del tránsito del capitalismo industrial al financiero y digital. El presidente francés completó el paso del gaullismo –conservadurismo de estado– al neoliberalismo, después de que Nicolas Sarkozy empezara la operación de desmontaje de la V República. Y ahora se encuentra atrapado entre el giro autoritario de las derechas y el retorno titubeante de los socialistas, con la reaccionaria izquierda populista de Mélenchon haciendo ruido.

Tengo grabada en la memoria la toma de posesión de Emmanuel Macron como presidente con un desfile en solitario por los pasillos del Louvre, cuatro minutos y medio a paso solemne, con una cámara delante que encuadraba su marcha, caminando hacia el escenario de su proclamación. Curiosa manera de acomodar su ego a la excepcionalidad de la figura presidencial, sin duda influida por la idea de la grandeur que proclamó el general De Gaulle.

Ironías de la vida, ha sido un joven discípulo de Paul Ricoeur, como fue Macron, quien ha encarnado el declive de la V República, después de esforzarse en que Francia asumiera la revolución neoliberal, y justo cuando Trump se ha apoderado de ella para herir de muerte a las instituciones democráticas. ¿Es este el destino de Macron, o reaccionará a tiempo para que Francia pueda aportar la sacudida que necesita, sin entregarse a las pulsiones antidemocráticas que amenazan a Europa? Cuando se pierde la noción de límites, cuando uno cree que lo tiene todo al alcance de sus caprichos, ocurren estas cosas. Y colorín, colorado, el cuento de la macronía ya ha acabado.

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