La DANA y el absentismo de Feijóo

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene en la asamblea de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadoras Autónomos, ATA, el lunes en Madrid.
04/03/2025
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1- Insensibilidad. De dónde no hay, no mana. La resistencia de Mazón a dimitir, más allá de confirmar su incapacidad de empatizar con la realidad, no hace más que poner en evidencia la miseria de cierta política, que, incapaz de seguir otro criterio que el presunto interés del partido, es insensible a las personas cuando los hechos les atrapan en su incompetencia. Mazón es un personaje carbonizado políticamente. No tiene la menor posibilidad de sobrevivir a una crisis que le ha cogido descolocado desde el primer momento. Estaba allí donde no debía estar y no fue capaz de darse cuenta y estar por el trabajo.

Todo el mundo sabe que Mazón no tiene futuro, que su carrera política está terminada. Insensibilidad para leer una situación trágica, incapacidad de ponerse en el lugar de los demás, una suficiencia patética que le impide reconocer sus errores y un ejercicio inacabable de mentiras y contradicciones que hacen que, a la hora de la verdad, ni emane autoridad ni genere la más mínima empatía, es perdido en unos ejercicios. juego en un día trágico para la ciudadanía valenciana que sólo captó cuando ya había un centenar de fallecidos. El personaje está amortizado, ahora sólo hay que esperar a los días que faltan para que desde su propio partido le claven el empuje definitivo, ya que no ha tenido la mínima grandeza de pedir perdón y marcharse.

Pero aquí nos encontramos con la politiquería, las miserias que los partidos despliegan con patética frecuencia. ¿Qué espera el PP para abrirle la puerta de salida? El más elemental sentido de la responsabilidad sugeriría que en tales circunstancias se pusieran por delante los hechos y no los mezquinos cálculos partidistas. Y la obligación de quien gobierna, en una trágica experiencia, es ponerse al frente de la reconstrucción del país, con liderazgo y reconocimiento de las personas. Desde el primer momento fue evidente que esto no podía hacerlo un presidente con el rostro petrificado que todavía tiene como preocupación fundamental ir difundiendo versiones a menudo contradictorias de su indefensable comportamiento en aquella jornada crítica.

Por elemental responsabilidad política, el PP debería haber forzado la renuncia de Mazón –han pasado cuatro meses y aún lo están pensando– y sustituir al personaje por alguien que liderara, con la complicidad con la sociedad, la reconstrucción material y cívica del país. Pero para que esto pueda ocurrir es necesario que quienes mandan –los que tienen el poder en el partido– tengan la autoridad y el aplomo necesario para hacer efectivo el cambio sin dilaciones. Buscar a una persona nueva que sea capaz de dirigir la reconstrucción con decisión y complicidad con la gente.

2- Indecisión. Todos sabemos, sin embargo, que al frente del PP, aunque a veces no lo parezca, está Feijóo, que berrea mucho en sede parlamentaria pero le cuesta dar pasos, tomar decisiones y estar seguro de lo que debe hacer. Y la tendencia es optar por no hacer nada: que se acabe de quemar Mazón en estos momentos duros y después cuando se acerquen las elecciones ya pondremos una cara nueva. Un cúmulo de mediocridad en la ambición: en lugar de jugar fuerte e intentar liderar un momento difícil en el que las cosas bien hechas podrían tener recompensa, dejan que todo cargue sobre un presidente que ya ha demostrado su incompetencia. Y ahora se encuentran con que el PP valenciano está desnudo y descolocado. Y la rabia sube.

La buena política exige riesgo y perspectiva. Mantener a Mazón por no quemar a otro es una exhibición de desconfianza del partido en sí mismo y de mediocridad política. Y una exhibición de irresponsabilidad frente a los valencianos. La recuperación de la DANA no puede ir en función de cálculos miserables sobre si ganaremos o perderemos, si Vox nos lo pondrá difícil o si al final lo capitalizará la oposición. Lo que se mueve siguiendo estos cálculos mezquinos en circunstancias críticas como ésta tiene todas las de perder. Y las expresiones de confianza en Mazón –cada vez más reducidas al estricto entorno a Feijóo– es imposible que, en estos momentos, tengan el reconocimiento de la ciudadanía. Y es que en política no es suficiente con garlar –que es lo que hace Feijóo–, hay que tomar decisiones. Empezando por su propia casa, que es donde mejor se aprecia la autoridad de cada uno. Si no se atreve a marcar el paso a los suyos, ¿qué hará si un día llega a gobernar?

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