La Diada por la Lengua que se vivió en Palma este domingo, convocada por la Obra Cultural Balear, debe contarse entre las fechas indiscutiblemente históricas en la defensa de la lengua de Baleares, que es el catalán. El precedente más reciente fue la marea verde del 29 de septiembre de 2013, y existía la duda razonable de que no fuera posible alcanzar el mismo nivel de movilización. La duda quedó ampliamente respondida: teniendo en cuenta las diferentes motivaciones de una y otra convocatoria, y la situación también diferente del conflicto (en 2013, el Gobierno de José Ramón Bauzá había llegado al punto de hacer imposible el normal inicio del conflicto curso escolar, algo que con Prohens todavía no ha ocurrido, aunque se puede producir el próximo mes de septiembre), es innegable que el “sí en la lengua” de 2024 ha sido tan o más contundente que el de otras citas anteriores . De hecho, hubo un enlace directo con otro día 29, el de octubre de 1977, cuando el presidente de Jóvenes por la Lengua, Pau Emili Muñoz, repitió las palabras “catalán, catalán, catalán!”, que el poeta Josep M. Llompart llamó a aquellos que negaban la unidad de la lengua (ahora pretende negarla Vox, socios del Gobierno Balear de Marga Prohens, a través de la fantasmagórica Academia de sa Lléngo Báléà a la que Felipe VI ha concedido el título de “real”: el domingo era recurrente la broma de agradecerle al rey de España su contribución al éxito de convocatoria).
Los jóvenes, de hecho, fueron una de las grandes noticias de la Diada: con el Correllengua celebrado durante los días anteriores con gran éxito en muchas poblaciones de Baleares, y con una numerosa asistencia de juventud a la manifestación del domingo. Se comprobó, por tanto, que hay relieve generacional. Otra noticia grata fue la de la consolidación de la figura del presidente de la Obra Cultural Balear, Antoni Llabrés, quien en poco tiempo se ha convertido en un referente de la lucha por los derechos lingüísticos. Llabrés es un jurista de prestigio, con un discurso sólido, solvente y serio, que contrasta fuertemente con los despropósitos que constantemente, y tristemente, llegan de las instituciones de gobierno de Baleares. De hecho, la movilización por el respeto al catalán lo es también por la dignidad de una ciudadanía que se ve atropellada cada día por las decisiones de sus gobernantes, rendidos de antemano a intereses de partido y de especuladores turísticos y urbanísticos.
Hay, sin embargo, una respuesta ciudadana que desmiente el tópico del mallorquín abúlico. La OCB ha sabido articular en poco tiempo un liderazgo civil para esta respuesta y ya se ha anunciado una movilización permanente, con nuevas convocatorias en el futuro próximo. Es imprescindible también que se articule un liderazgo político a la altura. Para el conjunto del soberanismo de los Països Catalans, lo que pasó el domingo debe entenderse como lo ha dicho el gran Julià de Jòdar en un tuit tan breve como lleno de contenido: “El ejemplo de Mallorca”, escribió. Se puede entender, entre otras cosas, cómo ir al trabajo, sin palabrería ni aspavientos.