Ironías de la vida, ayer era Domingo de Pentecostés, el día en que, según explican los Evangelios, "los congregados empezaron a hablar en otras lenguas, ya que el Espíritu Santo les daba la capacidad de expresarse". Pero no, los congregados ayer en Madrid al grito de "mafia o democracia" no empezaron a hablar en otras lenguas (eso solo lo hizo Aznar en la intimidad y por necesidad en 1996), sino que utilizaron el lenguaje de siempre: "Hemos venido a defender a España".
Fue una manifestación sobreactuada, melancólica de losgreatest hits(volvió a salir el "Basta ya"), quejosa que España tenga hoy "un gobierno sin amor por su nación", con una denuncia difusa de corrupción, un saco de malos de donde sacaron Ábalos, Koldo, Aldama, Leire, Puigdemont, Bildu y algo de Tribunal Constitucional porque darán por buena la amnistía. Tampoco es que el . menos para deslumbrarnos con el buen gobierno, teniendo allí, en primera fila, al todavía presidente Mazón, que no sé cómo no se dan vergüenza de arrastrar a un tipo que es a la vez la marca de la culpa y de la falta de autoridad de Feijóo para hacerle plegar.
Encima del escenario, el presidente de los populares volvió a ser el líder más anticlimático imaginable. En un intento de interactuar con los manifestantes, les propuso que dijeran "sí" a todo conceptos como "españoles honrados" y "fontaneros de verdad". O le encuentran alguien mejor para los discursos o le pasará como a la manifestación, cuando dejó colgada en el aire una pregunta retórica: "Ante todo esto, ¿qué podemos hacer?", y uno del público le replicó al momento: "¡Asaltar la Moncloa!" De momento, prometió una suerte de refundación del partido. Y se fueron a tomar unas cervezas.