Las elecciones generales de 2027: un efecto Trump

José María Aznar en Logroño el 8 de marzo.
23/03/2025
Economista. Catedratic emèrit de la UPF i de la Barcelona GSE. President del BIST.
3 min
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La presidencia de Trump es un factor perturbador para todos los procesos de formación de gobiernos en el mundo. Especialmente en Europa, objeto de una fuerte hostilidad por parte de Trump que, por razón de la guerra de Ucrania, resulta muy relevante.

En Europa, la necesidad o no de fortalecer la defensa ante la agresión de Putin y la retirada de EEUU ha dividido profundamente tanto el espacio político de la derecha como el de la izquierda.

A la derecha, hacia el centro, dos democristianos alemanes, Merz y Von der Leyen, se están erigiendo en líderes de un "rearmamiento" de Europa justificado en la doble necesidad de ayudar a Ucrania y de fomentar la independencia estratégica. Macron y Tusk están también en esa línea. En cambio, la extrema derecha europea no quiere ni lo uno ni lo otro. Una posición más matizada es la de Meloni: quiere ser amiga de Trump pero no quiere abandonar a Ucrania. Por cierto, imaginémonos la extrañeza de un europeo de 1945 leyendo un titular del 2025: "Alemania se rearma y Europa aplaude". El mundo ha cambiado.

A la izquierda, hacia el centro, Starmer, desde el Reino Unido, toma una posición similar a Merz - Von der Leyen. Igual que el partido socialdemócrata alemán. Pero más a la izquierda, la reticencia hacia el rearmamiento es muy pronunciada.

A medida que los planes de Trump se desplieguen y que se vaya constatando que la guerra de Ucrania no es fácil de parar, la actitud hacia Trump ganará una centralidad tan acentuada que la grieta se ampliará y dificultará mucho formar gobiernos que incluyan las dos sensibilidades.

Consideremos, en España, las elecciones del 2027, un horizonte temporal que no da pie a pensar, al contrario, que el efecto Trump se haya atenuado. Si la mayoría actual (la de la investidura) se repitiera, el gobierno actual podría repetirse. Pero si a las dificultades que ya tenemos –derivadas de la competencia electoral entre partidos muy diversos– se le suman las diferencias en defensa, el gobierno puede ser muy frágil. Una percepción que puede hacer que esa mayoría no se materialice en los votos de los electores. Si la mayoría fuese PP-Vox, todo dependerá del peso relativo de los dos partidos. Si Vox es fuerte, gobernar será un calvario para el PP. Puede ser imposible. Vox se decantó por la posición más dura de la extrema derecha. En el Parlamento Europeo dejó a Meloni por Orbán y el servilismo hacia Trump es espectacular. En contraste, el PP ha tomado una posición cercana a Merz-Von der Leyen. En buena lógica, esto podría abrir la puerta a una gran coalición PP – PSOE. No lo excluyo. El ejemplo alemán empuja. Pero dado el grado de polarización al que hemos llegado, creo que solo podría ocurrir si fuera numérica y políticamente la única mayoría viable. Tanto el PSOE como el PP harán todo lo posible para evitarlo, empezando por intentar hacer un buen papel en las elecciones del 27.

El PSOE, con la candidatura de Sánchez, se irá hacia el centro y aspirará a hacer posible la mayoría de la investidura actual. Cuanto menos guirigay parlamentario haya en los próximos dos años (incluyo no hacer presupuestos en el concepto de guirigay), más posibilidades tendrá.

La situación del PP es más complicada. No tiene un buen liderazgo. Feijóo es débil y se ha aficionado a hacerlo patente. Su condescendencia con Mazón y la patética dependencia de Vox son un lastre de mucha consideración.

Pienso que para sus intereses el PP tiene una mejor opción: José María Aznar. Sus posicionamientos en el tema Trump han sido impecables y sorprendentemente beligerantes, bien en la estela de Merz. Respecto a Trump, el contraste con Vox es nítido, y Vox es extraordinariamente vulnerable en ese frente: ser títere de Trump no será una estrategia ganadora a la derecha. El antitrumpismo puede serlo para un Aznar que mantiene su reputación y red internacional. Es conocido y respetado en los sectores moderados del Partido Republicano. Sospecho también que su dureza –muy trabajada en Catalunya– atraería a muchos votantes de Vox, sin perder el apoyo del empresariado y de una clase media más moderada que él. Los amigos me dicen que Aznar no ha mostrado interés. Sin embargo, ¿no es así como se comportan los salvadores de la patria? O me dicen que no se presentaría a menos que esté seguro de ganar. Si sustituimos "seguro" por "buenas probabilidades", ¿por qué no?

Un punto débil de la predicción: Aznar no tiene credibilidad para un Majestic 2. Pero si, como es probable, la estrategia del PP es ir a una mayoría PP-Vox con el mínimo peso posible de Vox, Aznar es su mejor candidato (mucho más que Ayuso). Téngamoslo presente.

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