Una de las terminales de contenedores del Port de Barcelona.
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Esto parece una escalada bélica, pero a base de aranceles a las importaciones.

Los Estados Unidos imponen a México y Canadá un 25% de aranceles a sus productos y Canadá responde con otro 25% a los de Estados Unidos, especialmente en acero, herramientas y equipo deportivo. Trump fija en un 10% el arancel a los productos chinos y estos replican con un 15% al pollo, maíz, trigo, algodón, soja y derivados lácteos. Estados Unidos le impone a Europa un arancel del 25% sobre el acero y un 10% del aluminio y la UE respondió con aranceles del 50% al bourbon y otros productos emblemáticos como pantalones Levi’s y las motocicletas Harley-Davidson. Indignado, Trump ha amenazado con aranceles del 200% al vino, champán y otras bebidas alcohólicas. La guerra.

Bien, quisiera explicar mi punto de vista. Mucho ruido y pocas nueces. Fuegos de artificio. Esto no va a ningún lado. ¿Por qué? Pues porque Estados Unidos se va a encontrar con que si China, la Unión Europea, Canadá, México y Japón, grandes economías mundiales, comercian entre sí sin aranceles, ellos son los únicos que van a quedarse fuera. Esto es como cuando, de niños, en el patio del colegio, amenazabas con no jugar al fútbol si no te daban el puesto de delantero. Si por ello no había partido, los demás cedían. Pero si había otros niños para jugar, el que te quedabas en una esquina aburrido eras tú, y aprendías un concepto esencial para la vida y la economía: la fuerza de negociación depende de las alternativas de las que dispone la otra parte.

Estados Unidos está planteando unos aranceles unilaterales, por producto y país, a territorios que van a seguir comerciando entre sí. Si quieren quedarse fuera del partido, que lo hagan. Pero el resto vamos a seguir jugando al fútbol y, tarde o temprano, se van a dar cuenta de que quedarse fuera del partido los hace más pobres.

No es lo mismo una política arancelaria en el siglo XIX que en el siglo XXI. El comercio mundial oscila entre el 50% y el 60% del total de PIB del planeta. Los Estados Unidos representan un 11% de todo el comercio mundial. Si no juegan o imponen reglas de juego inaceptables, el resto vamos a poder seguir sin ellos.

Y con ventaja, porque tendremos más volumen para intercambiar. La UE representa un 15% del comercio mundial, más que Estados Unidos. Y, si bien estos representan una importante parte de nuestras exportaciones, venderemos a otros países lo que estos están comprándole a los americanos.

Esta escalada, en un mundo globalizado, no va a durar nada.

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