Los líderes de una quincena larga de países, la OTAN y la Unión Europea reunidos este domingo 2 de marzo en Londres.
03/03/2025
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La agenda de los líderes europeos transcurre de cumbre en cumbre (las últimas en París y en Londres, y este jueves hay reunión del Consejo Europeo), intentando dar respuesta a los desafíos de Donald Trump, que nunca se sabe muy bien hasta qué punto son simples bravatas o amenazas reales. En cualquier caso, la vergonzosa escena del pasado viernes, con Trump y Vance (un individuo tan repulsivo haciendo política como escribiendo literatura) ejerciendo de gángsters de opereta a expensas de Zelenski, en directo para todo el mundo, dejó claras unas cuantas cosas. Una, Trump y su gobierno están realmente predispuestos a romper todos los consensos diplomáticos y geopolíticos. Dos, están predispuestos porque piensan hacerlo en beneficio propio: más que un gobierno, lo que ahora manda en EE.UU. es una asociación de megamillonarios, con Musk y el propio Trump como jefes visibles, que trabajan desde la plena convicción de que no hay ningún límite entre el interés público y sus intereses personales y/o corporativos. . Y tres, más allá de todo esto, Trump es un personaje ofuscado, intemperante, atrabiliario y de pocas luces: a él le convenía bastante más que el viernes Zelenski firmara un acuerdo que en el fondo equivalía a un permiso para que los americanos entraran a saquear los recursos naturales de Ucrania, pero a él ya su vicepresidente r el calor de los europeos.

Y la respuesta europea a las ofensas de Trump es cumplir la voluntad de Trump, es decir, rearmarse. ¿Rearmarse de qué manera? Esto ya se concretará, o quizás nunca se concretará mucho, pero en cualquier caso se tratará de un rearme fuerte: al final de la reunión de Londres el secretario general de la OTAN, Mark Rutte (que a veces parece confundir la defensa del atlantismo con el servilismo a la administración Trump) se mostraba exaltando, pero se hacía el interesado tos a llegar a dedicar el 5% de su PIB a defensa. Lo cierto es que los miembros más renuentes al rearme, como España, ya no pian. La política de rearme se explica en gran parte por la confusión, ya mencionada, entre intereses públicos y privados.

En lo que difiere Europa de Trump, de momento, es en echar la culpa a Ucrania de la invasión y la guerra con Rusia. Que Ucrania quedara como culpable en el relato oficial sería el deseo de Putin, y se ve acompañado por Orbán, por la gran mayoría de las extremas derechas europeas (excepto Meloni, que es ambigua en eso como en tantas otras cosas) y por una parte de la izquierda, tan ofuscada como su odiada contraparte yanqui nostalgia de la URSS. Quizás lo que mejor explica nuestros días no sea otra cosa que las limitaciones del entendimiento humano, también llamadas curtor.

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