Feijóo al desnudo

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al expresidente Mariano Rajoy en la jornada del Grupo Libertad y Democracia
31/05/2025
2 min

El problema de los líderes sin atributos precisos es que cuando deciden dar un paso adelante para reforzarse corren el riesgo de que afloren sus limitaciones y caigan por la pendiente. Lo está sufriendo Feijóo con la anticipación del congreso de su partido como una forma de asegurarse una futura candidatura a la presidencia del gobierno antes de que nadie lo desafíe. Un gesto que no deja de ser un reconocimiento implícito del perfil bajo de su mandato, que hasta ahora no ha encontrado otro recurso que hacer de la crítica al presidente Sánchez principio y fin de su estrategia política. Muy poco bagaje para construir una alternativa lo suficientemente potente como para mandar al PSOE a la oposición. Y de repente, parece que le puede salirle el tiro por la culata. Han empezado a aflorar señales y movimientos que insinúan cierta desconfianza en el partido y su entorno. En especial, la inesperada irrupción en escena de Aznar, que ha generado cierta inquietud. ¿Qué puede estar moviendo el expresidente? ¿Puro narcisismo, recordatorio de que aún existen jerarquías en la historia del PP, o expresión de las dudas que genera Feijóo? La anticipación del congreso podría tener consecuencias opuestas a lo que se imaginaba el presidente del partido cuando lo convocó.

En realidad, todo ello, el gesto y las reacciones, responde a una evidencia: Feijóo no ha construido un liderazgo que trascienda el marco del partido. Y en el PP cada vez hay más conciencia de ello. ¿Qué caracteriza su gestión? Una oposición sin proyecto alternativo. El discurso de Feijóo comienza y termina en el escarnio a Pedro Sánchez. Ni una sola idea, ni una sola propuesta y, más grave aún, ni una sola decisión de envergadura. Ni siquiera ha sido capaz de forzar la dimisión de Mazón tras su catastrófica gestión de las trágicas inundaciones del País Valenciano.

Tanto es así que en el PP empieza a coger fuerza la idea de que Feijóo es un obstáculo en el actual panorama. Y que su triste expresión, su aire pesado, no ayuda a crecer. Feijóo apostaba por el derrumbe de Sánchez, pero no parece el caso. De hecho, en estos momentos España es uno de los países más estables de Europa. El PP solo tiene dos formas de recuperar la presidencia del gobierno: un proyecto ambicioso que permita ganar terreno al espacio de centro y arrastrar a las derechas vasca y catalana a la mayoría parlamentaria, o pactar con Vox, que tal y como están las cosas puede robarle espacio de forma significativa. En ambas hipótesis el PP necesita recuperar mucho terreno electoral y, por lo tanto, un liderazgo potente para no ser rehén de los socios. ¿Alguien dará el paso?

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