El presidente del Real Madrid,donFlorentino Pérez, dedicó ocho minutos y medio de su discurso de la asamblea en quejarse porque Vinícius no había ganado el Balón de Oro. No contento con la pataleta y la descortesía de no aparecer por la gala de París (habían ganado los premios a mejor equipo ya mejor entrenador del año), el presidente madridista continuó haciendo el llanto con estas palabras:
“Y es sorprendente que siente el fútbol algo tan global, por primera vez voten a periodistas de países de menos de un millón de habitantes, que además no los conoce nadie. Sin el impacto de periodistas de sólo cuatro países como Namibia, Uganda, Albania y Finlandia, Vinícius habría obtenido la Piloto de Oro”.
Pues no se hable más: en Namibia, Uganda, Albania y Finlandia me los borre del mapa. ¿Dónde se ha visto que puedan votar a países pequeños y que, encima, se atrevan a no votar a Vinícius? ¿Por qué no sabemos los nombres y apellidos de la gente que vota? De los campeones de la lucha contra el racismo llega ahora la campaña para evitar que el mundo se equivoque y vote mal.
Pero con el mismo celo con que el señor Pérez puso cuatro países en el rincón de los parias de la tierra, se olvidó de explicar a sus consocios que este año la votación del Balón de Oro incluía el criterio del comportamiento deportivo de el aspirante (“Clase y fair play”). Y que este es un criterio en el que Vinícius no podía ganar y, al paso que va, nunca podrá ganar, dado que, campo por el que pasa, campo al que va haciendo amigos. Claro que viendo la cortesía y la deportividad que gasta el presidente del club, será que el comportamiento del jugador es marca de la casa.