Inicio de curso y educación "en común"

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Alberto Núñez Feijóo junto a los presidentes autonómicos del PP en el encuentro en Madrid.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quiso celebrar el inicio de curso yendo a entrevistarse en uno de los muchos programas de agitación y propaganda que tiene el PP en la parrilla televisiva. Allí volvió a evacuar los motivos por los que España se encamina hacia el desastre, sin que faltara la causa principal y primera, que es la connivencia profunda del malvado Pedro Sánchez con los golpistas catalanes, para que le sigan dejando volar en el Falcon. Feijóo, como es costumbre en sus fatigadas peroraciones, se mostró confuso y al mismo tiempo disperso. Dejó caer, con desgana, la frase contundente de que sus asesores le habían pedido que sobre todo recalcara, a saber: que éste era el curso escolar “más caro de la historia”. El abuso de la construcción “más [adjetivo] de la historia” para construir hipérbolas empieza a ser francamente pesado, pero no hay motivos para la esperanza de que ni políticos ni periodistas deportivos se preocupen por buscar alternativas.

Ahora bien, la denuncia iba con segundas, y hay que reconocer que aquí el amigo de Marcial Dorado –y sus asesores– estuvo más fino, porque el precio de los libros de texto era sólo la excusa para llegar allá donde le interesa a la derecha ultranacionalista: una educación “en común” –es decir, homogénea– para todos los estudiantes españoles, sean de la comunidad que sean. Una educación que niegue cualquier idea de diversidad lingüística, cultural y nacional y que enseñe historia de España (esta es la preocupación fundamental) a los estudiantes. Pero una buena historia de España, una historia "común" de España. ¿Qué es esto de llenar la cabeza de los niños con peculiaridades y diferencias que no vienen a cuento de nada? Como a ellos les gusta repetir (porque siempre están dispuestos a llevar el café para todos hasta la reducción al absurdo), no puede haber diecisiete modelos educativos para diecisiete comunidades autónomas.

Así pues, todo el preámbulo sobre la carestía de los libros escolares terminaba así: “Estamos sentados con la Academia de la Historia y con otras academias [no concretaba cuáles, porque tampoco lo sabía] para intentar concretar los contenidos de los libros de texto comunes . A ver si abaratamos los libros de texto, porque algo deberemos hacer”.

Esto es, la unidad de España como medida de ahorro para la economía familiar. Ser buen patriota español sale mejor de precio a la hora de comprar los libros de los niños. ¿Maneras de poner en solfa ese espíritu ahorrador? “Una prueba de selectividad común en las comunidades autónomas” donde gobierna el PP, lo que afecta muy particularmente a Baleares y la Comunidad Valenciana. Y, por supuesto, “contenidos comunes” en los libros y materiales de estudio. Es decir, ensayan ahora en las comunidades donde gobiernan lo que piensan priorizar el día en que la suma con Vox les permita gobernar España: una nueva ley educativa que vaya encaminada, naturalmente, a reforzar la enseñanza “común”. Más impetuoso, su antiguo ministro Wert lo definió como “españolizar a los niños catalanes”. Y baleares, y valencianos. Además sale más barato.

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