Illa, cosas y entelequias

Suele decirse que se hace campaña en poesía y se gobierna en prosa, pero Salvador Illa ha introducido una variante, que es que ha empezado la campaña haciendo filosofía. El domingo resumió su programa diciendo que "Catalunya debe volver a las cosas".

No dice a cuáles, pero ya se entiende que habla de cosas en el sentido de lo real y concreto, en oposición a lo que son entelequias, que son las cosas que sólo existen en la mente y que no tienen una realidad objetiva.

De esta manera, cosas serían la educación, la sanidad o el aeropuerto de El Prat y las entelequias serían los referendos de independencia o los pasaportes de Catalunya. Pero la realidad es más compleja.

Para empezar, y como al perspicaz lector no se le habrá escapado, hay ideas que durante mucho tiempo han sido entelequias y que ahora son cosas, como los indultos o la amnistía. Y después, hay entelequias que invocan a los defensores de las cosas, como cuando cierran su congreso cantando un himno en el que se afirma solemnemente que la Internacional será la patria de los humanos. Y es que cosas y entelequias van juntas en política. Dijéramos que la entelequia es un estímulo para transformar las cosas hacia una dirección.

Pero no lo complicamos tanto y volvemos a lo concreto, como lo de “mossos, médicos y maestros”. Para mejorar la seguridad, la sanidad y la educación son necesarios recursos, y para atender las necesidades de un país de más de ocho millones de personas reales y concretas tenemos menos dinero per cápita de los que habíamos tenido años atrás. ¿Que Cataluña pueda disponer de una mayor parte del esfuerzo fiscal que ya hace, a través de un cambio sustancial, definitivo e intocable del sistema de financiación, es algo o es una entelequia? Porque si es una entelequia, en vez de volver a las cosas, habremos vuelto a los mismos problemas de siempre.