Jeremy Allen White: locas por un chico desaseado

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Jeremy Allen White en el papel de Carmy

BarcelonaLa serie The Bear, con la tercera temporada recién estrenada en Disney+, es claramente uno de los fenómenos del año, con un protagonista, Jeremy Allen White, en el papel de Carmy Berzatto, que se ha coronado como uno de los sex symbols del momento. Un hombre de belleza poco evidente que encarna a un personaje sensible y entregado a la cocina como mesa de salvamento existencial. Estos rasgos pueden hacernos pensar que estamos ante una masculinidad deconstruida, pero cuidado, que sólo es la tinta del calamar que no deja ver que estamos cayendo, por enésima vez, en la misma piedra de la masculinidad más tópica. Un personaje que, pese a la pretendida simplicidad de su estética, se evidencia significativamente a través de cada rincón de su aspecto.

La apariencia del personaje –que White replica en su vida real– está basada en la comodidad, la simplicidad y la despreocupación estética, que le lleva a vestir fundamentalmente con unos básicos escogidos a conciencia. El primero es la camiseta blanca, como si el personaje vistiera la mayor parte del día en ropa interior, la cual reaviva, indefectiblemente, dos modelos icónicos de masculinidad frágil, Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo (1951) y James Dean en Rebelde sin causa (1955), padres fílmicos del malote inadaptado, agresivo y atormentado.

Marlon Brando en 'Un tranvía llamado deseo'
James Dean En 'Rebel sin causa'.

Para ambos, la camiseta blanca, bautizada en Estados Unidos como wife beater (golpeador de mujeres), encarnó a la rebeldía juvenil a no doblarse a las normas adultas de decoro, al turno que dejaba la musculatura al descubierto y convertía por primera vez el cuerpo sexualizado del hombre en objeto de deseo. Una musculatura que unía de forma evidente la fuerza física a la masculinidad y que ha encontrado el parangón en la campaña de Calvin Klein protagonizada por un White trepando por las azoteas de Nueva York en camiseta interior y calzoncillos, haciendo flexiones de brazos, ufano de los suyos músculos apolíneos en tensión.

Esta estudiada despreocupación estética no hace más que reavivar la sempiterna creencia de que los hombres “de verdad” no deben dedicar esfuerzos a su apariencia, pues su vida de hombre tiene problemas más importantes. Una impostada desgana estética que lleva al personaje a lucir, a lo largo de las tres temporadas, un pelo que pringoso ostensiblemente y que reclama a gritos una buena jabonada. Pero está claro que Carmy, lejos de despreocuparse, sabe lo que se hace estilísticamente, al mostrar el conocimiento tan sibarita por la otra pieza estrella de su indumentaria: los vaqueros. Éstos, que fueron esenciales para James Dean y Marlon Brando, también lo son para el Carmy, que muestra su stock de vaqueros vintage de coleccionista guardado en el horno, emulando las costumbres de almacenamiento del icono de moda Carrie Bradshaw en Sex and the city. Además, si Carmy estuviera tan despreocupado por la ropa, no le habría regalado a su compañera de fogones Syd (Ayo Edebiri) una chaqueta de cocinero diseñada por Thom Browne, que puede llegar a costar 2.750 dólares.

Syd, personaje interpretado por Ayo Edebiri, con una chaqueta de cocinero diseñada por Thom Browne, que puede llegar a costar 2.750 dólares.

El look “básico” del Carmy se completa con zapatos Birkenstock Tokio, polos Ralph Lauren, jerseys trenzados de J.Crew y una chaqueta de cuadros que, si no teníamos claro que Carmy es un macho auténtico, nos conecta estilísticamente con el imaginario del leñador . Una chaqueta que, en la temporada 3, será sustituida por una Barbour Ogston vintage de 355 euros, creada originalmente para granjeros y con diseño pensado para complexiones musculosas.

Un chef obsesionado por los detalles como Carmy no podía pasar por alto cada elemento de su estética. Un trabajo magistral de la diseñadora de vestuario Courtney Wheeler, que ha logrado ficcionar una estética “no estética”, lo que ha hecho que el público masculino, ocupado en cosas más importantes que la ropa, enloquezca con cada elemento de la indumentaria de éste cocinero, hasta llegar a agotarlos en los puntos de venta y realizarlos virales en redes.

Jeremy Allen White en una imagen promocional de 'The Bear'.

El ascenso meteórico del actor de mirada triste, por Alejandra Palés

Su mirada intensamente azul ya menudo perdida hace que parezca predestinado a los personajes torturados. Con un palmarés que incluye un premio Emmy (podría ganar el segundo en septiembre) y dos Globos de Oro gracias a la serie The Bear, Jeremy Allen White es uno de los actores del momento, aunque hace años que se gana la vida gracias a la televisión. Durante once temporadas fue Lip Gallagher, el segundo hijo de la disfuncional familia protagonista de la serie de culto Shameless. Sin embargo, entonces pasaba desapercibido por los medios y el público en general. "Shameless era popular, pero entonces no me prestaban tanta atención como ahora", reconocía el neoyorquino hace un año en la revista Vanity Fair. En esa misma conversación, y en otras posteriores, admitía que haber alcanzado fama mundial pasada la treintena y ya en familia (tiene dos hijas con su exmujer, la también actriz Addison Timlin) hacía que la experiencia fuera menos abrumadora de lo que lo podría haber sido si fuese más joven.

'Shameless'

Alcanzar la popularidad es tan arbitrario como acertar a la hora de aceptar un papel. White tuvo la suerte de cara el día que decidió dejar sus dudas a un lado e interpretar al chef Carmy Berzatto, un personaje que le parecía tener demasiados paralelismos con Lip Gallagher. No le faltaba razón: ambos son personas con talento –uno para la cocina, el otro para los estudios– que provienen de familias trabajadoras y disfuncionales de Chicago. "Creo que estaba demasiado preocupado por lo que los demás podían pensar", aseguraba a GQ el actor, que finalmente se dejó seducir por el guión de Christopher Storer. "También sabía que, si decía que no, acabaría odiando para siempre a quien hiciera el papel", confesaba. Por último, es White quien es envidiado por haber conseguido uno de los papeles más golosos de la televisión actual.

Criado en Brooklyn pero ahora instalado en Los Ángeles, White sabe de primera mano que el mundo de la interpretación no es especialmente la vía más fácil para ganarse la vida. Es hijo de una pareja de actores de teatro, Eloise Zeigler y Richard White, que durante años intentaron abrirse camino en Broadway. La realidad de la vida familiar se impuso a los sueños interpretativos y finalmente ambos renunciaron a la carrera actoral: el padre montó un negocio de grabación de declaraciones en juicios y la madre se dedicó a la educación. El gusanillo por el mundo del show businessSin embargo, le traspasaron a su hijo. De pequeño empezó a asistir a clases de ballet y otras disciplinas. De hecho, todavía hoy baila claqué de vez en cuando, sobre todo en momentos muertos de rodaje, una costumbre que sus compañeros de The Bear etiquetaban de "extraño" recientemente. "Es un tic nervioso que tengo", confesaba a Vanity Fair.

Admirador de Dustin Hoffman y Sean Penn

Con un rostro que recuerda al del actor cómico Gene Wilder (El joven Frankenstein), pero cuyas aspiraciones profesionales se mueven más por el lado del drama, White es admirador confeso de Dustin Hoffman y Sean Penn. Su fama actual le permitió tener contacto con sus dos ídolos: el primero le envió un e-mail "muy agradable", mientras que se reunió un par de veces con el segundo. Con estos referentes parece coherente la alergia que White sufre a uno de los géneros más de moda del cine actual, las películas de Marvel. "No acabo de entender por qué la cima de la carrera de un actor debe ser realizar una carrera de superhéroes", aseguraba. Por el momento, White no ha sucumbido a los cantos de sirena de Marvel, aunque su primer gran proyecto cinematográfico tras el estallido de The Bear sí que ha implicado un cambio físico importante: The Iron Claw (Filmin, Movistar+), el drama sobre los Von Erich, familia dedicada a la lucha libre.

Pero si hay algo que realmente le produce alergia al protagonista de The Bear son los paparazis, una presencia constante en su vida desde que se hizo conocido con la serie de Disney+. En las redes y en los medios es habitual encontrar imágenes de él haciendo todo tipo de actividades, a menudo de lo más mundana: desde correr sin camiseta por las calles de Los Ángeles hasta una salida a la playa con sus hijas y la madrina de estas, la actriz Dakota Johnson, o una incursión en un mercado para comprar flores junto a su actual pareja, la catalana Rosalía (aunque ellos todavía no han confirmado la relación). Aunque ha intentado estrategias como aparecer vestido siempre igual para desincentivar el interés de los fotógrafos, White parece haber asumido que la presión de los paparazis es parte del peaje por encontrarse en un momento profesional excepcional, uno que sabe que no va a durar por siempre.

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