Laporta ha vuelto

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Joan Laporta y Ferran Torres después del anuncio oficial del fichaje.

Joan Laporta ha comenzado el año como lo terminó: con otro ataque de optimismo agudo. El eslogan “hemos vuelto” es pegadizo y queda fenomenal, eso hay que admitirlo. Es corto, contundente, atrevido, fácil de recordar, con su dosis extra de refuerzo positivo y en el limbo justo para que no se le pueda tachar, todavía, de mentira. Lo de que “el Barça sigue siendo una referencia en el mercado”, en cambio, no hay quien se lo trague. Bueno, corrijo, hay quien se lo cree y a esos, precisamente a esos, es a los que se dirige Laporta: a los fans, los hooligans laportianos, sus entusiastas admiradores, los adoradores, los incondicionales. Como cualquier culto a la personalidad los fanáticos elevan a una categoría casi mística al carismático líder al que adulan impermeables por completo al pensamiento crítico. Sin embargo, no les resbalan los juicios y atacan con ferocidad a quien se atreva a dudar. Por eso, si Laporta les dice que el Barça es una referencia en el mercado la frase adquiere mágicamente categoría de verdad inmutable y pobre del que se atreva a llevarle la contraria.

De nada servirá apuntarles que por bueno –que no barato– que sea el fichaje de Ferran Torres no es aún posible inscribirlo porque el club excede el límite salarial, que el adiós al fútbol del Kun Agüero por problemas de salud es el que posibilita que lo puedan hacer con Alves, que la deuda sigue siendo tan monstruosa como cuando Laporta calificó de dramática la situación financiera al poco de aterrizar y que por el momento ni siquiera ha conseguido un patrocinador. Todo esto son hechos, no un ataque injustificado al amado líder que tiene por costumbre adelantar acontecimientos sin ajustarse a la realidad y al que se le da mucho mejor improvisar que trazar un plan y seguirlo. Ahí está, sin ir más lejos, Xavi Hernández al que veía verde dos semanas antes de ficharle –y de ratificar a Koeman– para atestiguarlo o el asadito con el que iba a lograr que Messi se quedara antes de reconocer que no podía pagarle. Ahí está también el rendimiento de los que señaló como sus jugadores clave: Umtiti y Riqui Puig.

Que él ha vuelto, desde luego, no se puede negar. Que el Barça que preside sea una referencia, sí. Incluso se puede debatir, pero no lo intenten con sus feligreses porque no atienden a razones y esto también es un hecho. 

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