El arte de Manuel Valls para darle la vuelta a 'Polònia'

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Manuel Valls entrevistado en el canal de televisión francés LCI.

El martes el informativo Le 20 heures de Darius Rochebin del canal de televisión francés LCI invitó a Manuel Valls para entrevistarlo. Al final de la conversación, cuando solo quedaban cinco minutos para acabar el programa, Rochebin le mostró el sketch musical de Polònia anunciando que era un superéxito que incluso cantan los niños. La historia muestra el clon del político abandonando el Ayuntamiento de Barcelona para volver a Francia. El personaje repasa su trayectoria política en Catalunya a ritmo de la canción Moi... Lolita de Alizée y hace hipótesis sobre cómo continuará su carrera: “[...] He sido el niño mimado de ricos y empresarios. No me comí un rosco pero bien que he cobrado todos los honorarios. [...] Tenía que evitar un alcalde indepe y ahora ya puedo marchar. [...] Me volveré a París. Hace mucho que no mando. Lo que me digan yo haré. Puedo ser el presidente o un cazagitanos. Quizás fundaré un partido, no me importa si es de derecha o de izquierda”. Al final del sketch, además, el personaje, desde la plaza Sant Jaume, confunde el Palau de la Generalitat por el Ayuntamiento.

El informativo francés emitió un fragmento del sketch para hacerlo más ágil, a pesar de que evitó alguna imagen delicada como por ejemplo la que muestra el personaje con fajos de billetes en los bolsillos de la americana. Durante la emisión de aquel fragmento, la realización mostraba en un pequeño recuadro la cara de Valls observando el sketch con una sonrisa tensa. Y al acabar el presentador le preguntaba por el montaje. “La caricatura es al mismo tiempo cruel y justa. Cuando hay talento se tiene que reconocer”, empezó diciendo el político. Fue una introducción para demostrar un cierto encaje, para no parecer molesto con la parodia. Y a continuación cargó duramente contra Tv3. “Se tiene que decir que la televisión pública catalana es inimaginable y no digo esto por este programa. Hay evidentemente mucha calidad pero es una máquina de guerra, de propaganda y de ideología como no existe en Europa”. El presentador le preguntó si le daba risa y él lo confirmó con un “sí” hipócrita. Valls, cada vez más tenso, insistió en la televisión como máquina de guerra utilizada contra los que han intentado combatir el separatismo catalán y aseguró que si en Catalunya lo detestaban había sido porque su voto "evitó que el Ayuntamiento estuviera en manos de los independentistas". "No saben cómo me detesta este grupo porque yo les he derrotado”, afirmó. Y repitió: “Yo les he derrotado. Es normal que se venguen”. Para Valls, el cambio de país es una ventaja porque el espectador pierde el contexto. No sabe que es Polònia ni Tv3. Pero en cambio Valls sabe construir un relato manipulado a partir del sketch que lo convierte en un triunfador. Lleva la batalla al ámbito del combate ideológico cuando el sketch apunta a algo más esencial: la política como negocio y la trayectoria errática y desesperada de un líder que no encuentra ni su lugar ni su papel. Quizás por eso el sketch funciona también en Francia. Porque si escuchas la letra de la canción, tanto da el país desde donde lo veas: el mensaje es universal.

Mònica Planas Callol es periodista y crítica de televisión

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