Albert Núñez Feijóo en una imagen reciente.
16/11/2024
2 min

Las limitaciones de Feijóo llevan tiempo a la vista de todos. ¿Frustración o impotencia? El hecho es que tiene a su partido estancado y sorprende que a sus colegas todavía no se les haya terminado la paciencia. El tiempo pasa, pero él sigue igual: a falta de proyecto, ruido y radicalización.

Ruido. Su actuación parlamentaria es recurrente: nunca una sola propuesta política, nunca un perfil de proyecto propio, simplemente agresividad en la descalificación del adversario como forma de estar en el mundo. Incluso frente a una tragedia como la DANA de Valencia es incapaz de tener sensibilidad para cambiar de tono. Y cuando Sánchez y Mazón quisieron escenificar respeto y colaboración, Feijóo optó por el ruido, como siempre. Mazón es un presidente amortizado, su comportamiento ha demostrado su inconsistencia, su alejamiento de la realidad. La tarde de la tragedia quedará inscrita en su biografía. Y sería razonable que después de la emergencia se fuera a casa. Cierto es que la historia del PP valenciano está llena de ejemplos de oportunismo, soberbia e incluso responsabilidades penales –Zaplana es actualidad por ello–. Y sus años de gobierno –de expansionismo económico sin miramientos– tienen que ver con lo ocurrido. Pero, en plena crisis, a Feijóo no se le ocurre otra cosa que dejar de lado lo que ocurre en Valencia e implicar a la Unión Europea en su estrategia obstaculizando el nombramiento de Teresa Ribera como comisaria. Hablamos de muertes y destrozos y opta por hacer politiquería en Europa. Es una incorporación rápida a los signos de los tiempos, a los modos y maneras de Trump: todo está permitido.

Radicalización. Mientras los demás se ocupan de los efectos de la tragedia, él maniobra por miserable interés personal y partidista en las instituciones europeas. Ya hace tiempo que es evidente que la campaña liderada por Elon Musk y Donald Trump cala en la derecha europea: la extrema derecha crece en todas partes y la derecha tradicional se acerca a ella a ritmo acelerado. Feijóo pacta con Vox en España y ahora la estrategia para alargar la agonía de Mazón y debilitar a Sánchez implica aliarse con Manfred Weber, el líder del sector más reaccionario de la derecha europea, que busca tumbar a Von der Layen. Es decir, un Feijóo ensimismado hace de la tragedia una cruzada contra el gobierno español utilizando miserablemente las instituciones europeas y entrando en las alianzas de los sectores más reaccionarios de la derecha.

Todo, ¿para qué? ¿Para salvar a Mazón? No, él sabe que está amortizado. Para salvarse él cuando en el PP hay cierto cansancio de ver cómo con su liderazgo el partido no acaba de avanzar. Triste ejercicio de politiquería, especulando sin escrúpulos con una tragedia humana de la que, todo sea dicho, el partido de Feijóo tiene una parte importante de responsabilidad.

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