Eso sí que no lo esperaba

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Vivienda en el barrio del Raval de Barcelona

Por lo general, en la vida, nos decepcionamos por culpa de las expectativas que ponemos en la gente y en casi todo lo que nos rodea. Podemos poner menos, pero como seres humanos es normal que dejemos caer alguna sobre los nombres que nos acompañan. Cuando las personas que creemos que conocemos toman decisiones que no nos esperábamos, nos sorprendemos. A menudo, con cierta ingenuidad. Porque cuando somos más capaces de reflexionarlo y de no engañarnos a nosotros mismas, nos damos cuenta de que la decisión tomada ni es tan impactante ni es tan inesperada. Muchas veces tenemos la necesidad de ver en un paisaje colores que nunca han estado allí. El problema es no asumir esa necesidad y no reconocer la ausencia de colores.

Sobre expectativas, sorpresas, decepciones y palabras dadas me ha hecho pensar la decisión de Junts de votar en contra de la proposición de ley para regular el alquiler temporal. Hace días, meses, años, tiempo, desde siempre, sabemos que la política tiene unos intereses que consisten en mantener una coherencia relativa y una promesa tan estable como una silla de tres patas. Juntos, como partido de derechas, si se quiere en el centro, ha mantenido la coherencia de voto, por mucho que se excuse a sí mismo de no sé qué competencias de Catalunya y en términos de autogobierno. El propio Jordi Turull opina que la proposición de ley "tiene un sentido de la propiedad que nunca había visto, por lo que la criminaliza". Un juicio muy congruente desde el punto de vista de su partido. Otra cosa es que, en momentos puntuales, este partido se apunte a las demandas populares diciendo que ellos también están muy preocupados por el tema y que cuando Cataluña pueda realizar sus propias leyes se solucionará el tema de la vivienda. Pero a estas alturas de la película creo que todo el mundo sabe que el problema de la vivienda lo tienen la mayoría de países independientes y que, por tanto, en nuestro caso no depende de ser un país libre sino de las políticas que se apliquen. De hecho, el movimiento independentista donde se encuentra es en la independencia (diría), pero no en lo que se haría después. Como hemos visto y sufrido, los partidos independentistas son incapaces de gobernar conjuntamente una autonomía. Normal, si tenemos en cuenta que se ponen por delante a las personas y las ideologías. En cualquier caso, ahora mismo el principal problema que tiene el acceso a la vivienda es un sistema capitalista salvaje que quiere morir matando. Pero está claro que no hay nada sorprendente en que un partido de derechas, si se quiere en el centro, se haya cargado una propuesta de izquierdas, por mucho que hubiera dicho que votaría A y haya acabado votando B. "No hemos cambiado de opinión. Hemos cambiado el sentido del voto, que es otra cosa", ha dicho Míriam Nogueras, en una sentencia que resume todo perfectamente. Mucho mejor que yo, dónde vas a parar.

Donde quiero ir a parar es a hacer una pequeña reflexión sobre esta fantasía que nos creamos para sobrevivir, e incluso para vivir, pensar que hay giros de guión cuando en realidad lo que hay son una serie de personajes que han estado avisando de quiénes son y de cómo piensan, pero a quienes no hemos querido escuchar detalladamente porque hemos preferido hacernos otra idea que se ajuste más a lo que nosotros queremos, necesitamos o creemos. Pero me parece casi inevitable que queramos que las personas que amamos, que admiramos, las que toman decisiones colectivas, con las que trabajamos, sean como están en el guión que nosotros hemos escrito para ellas. Aunque sabe que no lo serán nunca. Quizás porque en realidad también necesitamos las decepciones para vivir.

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