No es la inflación, es la industria

Christine Lagarde, presidenta del BCE, este jueves en Fráncfort.
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Esta semana Christine Lagarde ha bajado el tipo de interés de referencia por tercera vez consecutiva. El recorte es pequeño, el mínimo que suele hacerse, del 0,25%. Pero hay aspectos relevantes, porque siempre es necesario leer entre líneas.

Primero, que es la tercera bajada desde junio. Es decir, en apenas cuatro meses se ha reducido casi un 1% el tipo de interés de la zona euro. Más allá de la decisión de esta semana, es mucho más importante examinar la política monetaria en un marco temporal algo más amplio. Es altamente probable que antes de fin de año se baje otro cuarto de punto y hayamos pasado del 4% al 3% en menos de doce meses.

La presidenta del BCE declaró que la inflación seguía bajo control y que era cierto que Europa crecía menos de lo esperado, pero que no estaba preocupada.

Estoy convencido de que sí le preocupa, y mucho. La actividad industrial europea va a trompicones año tras año y mes a mes. Parece una montaña rusa. Alemania no acaba de salir del atolladero. Su modelo competitivo industrial tiene que ser revisado. Hace tres décadas se basó en la calidad. Luego, pasó a anclarse en la productividad. Desde inicios de 2000, en la innovación. En la década de 2010, en el diseño y la electrónica. Esta década apostó por la sostenibilidad, pero esto no está funcionando porque en otros países se fuman los protocolos y compromisos internacionales de CO₂. En estos momentos, la industria europea no tiene claro cuál es su ventaja competitiva.

China lo ha emulado todo. Los sistemas de fabricación, las calidades, los diseños, la electrónica… Ahora ya está abriendo plantas de producción y fábricas por Europa para no estar sujeta a eventuales y repentinos aranceles de importación.

Así que el BCE está inquieto por la economía. Claro que lo está. No por este mes. Ni por el siguiente. Es un asunto estructural. Europa necesita rebajar costes financieros no solo de las familias y las hipotecas para reavivar el consumo. El tema va más allá. Es necesario facilitar que las empresas puedan financiar su próxima apuesta industrial. Necesitamos una propuesta de valor en la industria de forma urgente. Si Trump gana las elecciones, Estados Unidos cerrará sus puertas a las importaciones. Asia tratará de vender más a Europa y la gran industria necesitará recursos para reaccionar.

Los tipos de interés van a bajar más porque el problema ya no es la inflación, es la industria.

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