El Nobel para Trump, o cómo tratar con un megalómano

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca
09/07/2025
Periodista
2 min

Los primeros que entendieron que para tratar con un megalómano hay que adularlo fueron los del Foreign Office. Y por eso el premier Starmer esperó a estar sentado con Trump en el Despacho Oval para darle ante las cámaras un sobre con la carta del rey Carlos III invitándolo a Inglaterra. Trump reaccionó como el perro de Pávlov y enseguida mostró la carta a los periodistas.

Quizás a ustedes les da vergüenza ver cómo le hacen la pelota, pero a él no, porque toda su vida ha sido un ejercicio de exhibición de la vanidad como demostración de poder.

Más torpe fue Mark Rutte, secretario general de la OTAN, que en vez de carta le envió un mensaje al móvil poniéndolo por las nubes. A Trump le faltó tiempo para hacerlo correr y Rutte lo convirtió en Daddy Donald.

Pero ahora Netanyahu los ha superado a los dos, porque le ha dado un sobre con la petición israelí para que Trump reciba el premio Nobel de la paz, acompañando el gesto con la frase "es bien merecido y usted debería tenerlo".

Quizás a ustedes les causa indignación ver cómo un político como Netanyahu, con las manos manchadas de sangre de más de 50.000 personas, habla de dar el premio Nobel de la paz a otro que se complace con vídeos en los que sale Gaza convertida en una ciudad de vacaciones, que abre cárceles con caimanes o que envía al ejército a reprimir a su propia gente. Pero a ellos no, porque en el mundo de la propaganda para convencidos que ahora se lleva es imprescindible disfrazar de solemne lo ridículo, rendir culto a la personalidad y mostrar una adhesión absoluta al líder. Una firma de apoyo a la petición como señal de agradecimiento sería patriótica.

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