Ozempic y sus imitadores

Leemos en el ARA que la farmacéutica que fabrica Ozempic, este medicamento para adelgazar que tiene nombre de lateral del Barça, era la más valiosa, hace unos meses, pero que ahora ya tiene pérdidas. Hace sonreír que para justificar el adelgazamiento de la plantilla (y perdonen el verbo) los directivos digan esto: "Nuestros mercados están evolucionando, especialmente el de la obesidad, puesto que se ha vuelto más competitivo". Es decir; la obesidad es "un mercado". Un negocio. Y, por tanto, ya conviene que dure.

Supongo que quienes se compran Ozempic –aparte de los diabéticos, a los que iba destinado– son personas que no son capaces, por el motivo que sea, de hacer lo que hay que hacer cuando se tiene sobrepeso por culpa de comer y beber demasiado, que es comer y beber menos y mejor y hacer ejercicio. Aquí donde vivimos comemos en exceso, porque compramos comida en exceso, en todo momento. No cocinamos, lo compramos preparado, basta con quitarle el plástico a lo que nos comeremos en un arañazo (quizás de pie, de cualquier manera, sin ceremonia alguna). Si acaso hervimos un brécol ("qué aburrimiento, brécol hervido, por qué no vamos al japo?") aprovechamos para mirar vídeos en Instagram, ni siquiera tomamos conciencia de lo que estamos haciendo, que es preparar los alimentos.

A esta farmacéutica, claro, le ha pasado como a la empresa de cápsulas de café. Le están saliendo imitadores. que, por cierto, podrías hacer las comidas mensuales, equilibradas y frescas, para toda una familia y sobraría para ir a disfrutar a un restaurante), pero ya dicen que dentro de pocos años "podrá ser producido en la India por poco más de 4 dólares mensuales", pues, donde padecemos el problema del sobrepeso, nos compraremos desnutrición.