Unos presupuestos decisivos para el país y para el Govern

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El consejero de Economía , Jaume Giró, durante la presentación de los presupuestos al Parlamento

La mejor demostración de solidez de un gobierno es la aprobación de los presupuestos. En un gobierno de coalición, esto todavía es más cierto. Y en un gobierno de coalición sin mayoría parlamentaria, todavía más. La situación de salida de la doble crisis pandémica, que ha sido sanitaria y todavía es económica, da un plus añadido a esta necesidad perentoria de estabilidad gubernamental. Si a todo ello le añadimos que, gracias precisamente a los fondos europeos Next Generation para impulsar la salida de la crisis, los de 2022 serán los presupuestos récord de la Generalitat de Catalunya, ya no hay discusión. De aquí que el conseller de Economía, Jaume Giró, de JxCat, insistiera ayer con máximo énfasis en la presentación de los números en el Parc de la Ciutadella que este proyecto de cuentas saldrá adelante tanto sí como no. "Presupuestos o presupuestos", concluyó. A pesar de mantener a la CUP como socio parlamentario prioritario, y dar todo el margen a los anticapitalistas para tomar la decisión a su manera, no descartó otras alianzas si son necesarias. Porque el objetivo de país, y de gobierno, es que la administración catalana no tenga que ir al 2022 con unos presupuestos prorrogados que restarían mucha fuerza a su actuación política. Tras este posicionamiento contundente hay que entender que hay, pues, la convicción compartida de ERC y JxCat de reforzar el ejecutivo de coalición independentista y de demostrar su pragmatismo para sacar el país hacia delante en momentos difíciles y decisivos. La salida de la crisis pide grandes esfuerzos en todo el mundo, y el sector público tiene que ser un motor y un ejemplo. Si este motor queda cojo, si se pierde la oportunidad de unos presupuestos expansivos que, además, hacen énfasis tanto en las políticas sociales (salud, educación, vivienda, cultura) como en la reactivación económica, además de incorporar novedades programáticas como la conselleria de Feminismos, se estará haciendo un triste favor al país.

Todo esto es lo que tendrán que dilucidar las bases de la CUP a la hora de decidir su posicionamiento final, que se puede alargar porque podría incluir la presentación de una enmienda a la totalidad pero seguir negociando. Hay, pues, margen temporal. Sin embargo, al mismo tiempo, los partidos de la coalición de gobierno, si efectivamente tienen claro, como así parece, que los presupuestos son irrenunciables, tendrán que empezar a explorar otras vías ante la eventualidad de que los anticapitalistas decidan quedarse al margen. En este caso, se entraría en una relación de quid pro quo a la hora de negociar los presupuestos del Estado y de la Generalitat, lo que, claro, restaría capacidad de presión a los partidos independentistas en Madrid desde el momento en que también ellos estarían necesitados de apoyo en Barcelona. Unos y otros se necesitarían. Este es el panorama que podría abrirse si la CUP se descuelga de la mayoría independentista. Las próximas semanas, por lo tanto, serán cruciales para ver qué rumbo coge la gobernabilidad tanto en Catalunya como en el Estado.

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