Una propuesta que desincentiva a los autónomos

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Escrivá replantea los tramos  de cotizaciones para los autónomos

BarcelonaEl ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha hecho una propuesta de reforma de las cotizaciones de los autónomos que, aunque no es definitiva y ahora debe negociarse, ha caído como un jarro de agua fría en este sector. El ministerio ha presentado un cuadrante que divide las cotizaciones en función de los ingresos en hasta 13 tramos, desde los que ganan menos de 600 euros al mes hasta los que ingresan más de 4.050 (descontando los gastos en todos los casos), y con un calendario de aplicación gradual desde 2022 hasta 2031. La propuesta se ha vendido como una manera de reducir la cuota mínima, que ahora está situada en 282 euros mensuales sean cuales sean los ingresos, y para que las cotizaciones se ajusten mejor a los ingresos de cada autónomo. Así, según la propuesta, quienes ganan menos de 600 euros acabarían pagando al final del proceso de transición, en 2031, una cuota de 184 euros. A los que ganan entre 600 y 900 euros también se les rebajaría un poco al final de todo, quedando en 245 euros. Y para el resto subiría sensiblemente hasta alcanzar los 1.267 euros de cuota para quienes ingresan más de 4.050 euros.

La crítica que se hace en la propuesta es doble. Por un lado, se considera que la cuota mínima debería ser mucho menor, en torno a los 50 euros, para casos de autónomos que ganan menos. Y, en segundo lugar, se critica que, por ejemplo, a alguien que gane 1.126 euros, después de pagar una cuota de 352 euros le quedaría un sueldo de 774 euros, una cantidad muy por debajo del salario mínimo. Tanto los expertos como las asociaciones de autónomos critican que con esta propuesta de cotizaciones se desincentiva el trabajo por cuenta propia en lugar de lo contrario, que es lo que debería conseguir la reforma.

Es evidente que el Estado debe hacer números para no provocar un agujero en las finanzas públicas, pero esta también debe ser una oportunidad para aflorar multitud de transacciones que hoy se hacen en negro y forman parte de la economía sumergida. Con un cuadro de cotizaciones competitivo, mucha más gente daría el paso de regularizar su situación y atreverse también a trabajar por cuenta propia. Solo en Catalunya hay medio millón de autónomos de un total de 3.400.000 afiliados a la Seguridad Social, por lo que es fácil darse cuenta del peso que tienen en la fuerza de trabajo.

La otra gran reclamación de los autónomos es la equiparación en derechos y coberturas con los trabajadores por cuenta ajena, los asalariados. Las cotizaciones deben tener en cuenta que un autónomo asume unos riesgos que el asalariado no corre y, precisamente por eso, tienen unas necesidades también distintas. Los supuestos beneficios a menudo no lo son, porque deben reinvertirse en la actividad, hacer frente a endeudamientos o gastos no previstos. Por no citar la frase más repetida por un autónomo: si no trabajo, no cobro. Ahora, por tanto, no es el momento de ver a los autónomos como una fuente de ingresos para el Estado sino como una oportunidad para sacudir la economía e incentivar la creación de negocios. Si se hace bien, la recaudación fiscal vendrá después.

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