Los datos del paro vuelven a ser una buena señal de recuperación económica. Por primera vez en 14 años, durante un mes de octubre la desocupación ha bajado en Catalunya, donde el paro ha reculado por octavo mes consecutivo. Normalmente el efecto del fin de la temporada turística estival hace que el octubre sea, en términos de ocupación, un mal mes. Esta vez se ha roto esta tendencia. Es cierto que todavía tenemos más de 42.000 personas en ERTE que no se contabilizan como paradas -hecho que obliga a matizar el optimismo-, y que será en los próximos meses cuando veremos si efectivamente estos ERTE acaban bien o mal. Pero aún así la tendencia es positiva, hasta el punto que la radiografía laboral global catalana ya es ahora mismo mejor que la que había antes de la pandemia. La afiliación a la Seguridad Social, es decir, la creación de puestos de trabajo, también se ha ensartado este mes, con 21.171 nuevos puestos de trabajo, el segundo crecimiento más intenso en octubre desde que en 2004 empezó la serie histórica.
Otro elemento que hay que tener en cuenta es que la recuperación económica se está produciendo a pesar del desabastecimiento global, generado por el descontrol logístico de los contenedores y el tránsito de mercancías y por el aumento del precio de los combustibles, lo que está frenando algunos sectores productivos por carencia de materias primeras o componentes (el de la automoción es uno de los afectados). Y a esto hay que añadirle, además, el lento regreso del turismo debido a un covid que se resiste a darse por vencido. El prudente mantenimiento de las restricciones contra la pandemia, vigentes hasta hace cuatro días, ha supuesto una dificultad añadida para el turismo. La cuestión, sin embargo, es que a pesar del desabastecimiento, y a pesar de esta estrategia de desconfinamiento escalonado, la economía catalana está recuperándose bastante bien en el terreno de la creación de ocupación, uno de sus talones de Aquiles.
En el otro lado de la balanza hay una inflación disparada, en buena parte por el precio de la energía. Se trata, también, de un factor que está incidiendo negativamente en muchos sectores y que, además, puede hacer volar los ahorros de las familias y, por lo tanto, acabar desincentivando el consumo. En todo caso, desde el Banco Central Europeo, su presidenta, Christine Lagarde, cree que la inflación es coyuntural, y no la ve preocupante; de hecho, su programa de estímulos por la pandemia se acaba en marzo Y ayer mismo, en los EE.UU., la Reserva Federal anunció que empezará a retirar estímulos, con la idea que se acaben del todo en verano. Habrá que ver qué repercusión tiene este cambio decisivo de la política monetaria de la Fed tanto en los mismos EE.UU. como en Europa.
En todo caso, para saber hacia dónde se decanta la balanza de la recuperación habrá que ver, a corto plazo, con qué dinamismo llega la campaña de Navidad, y habrá que esperar a ver cómo evolucionan a lo largo de 2022 tanto la pandemia como el desabastecimiento. A escala estatal, también resultará crucial lograr un buen pacto sobre la reforma laboral, con el máximo de consenso y que dé confianza a los diferentes agentes económicos. Y en el terreno del sector público, será básico aprobar eventualmente los presupuestos tanto del Estado como de la Generalitat, puesto que supondrían elementos de estabilidad y de activación de inversiones. Y lo mismo se puede decir de una buena gestión y un buen reparto de los fondos europeos Next Generation. Por lo tanto, buenas noticias, pero atentos a los precios y al potencial desabastecimiento.