Vienen días importantes y difíciles. Pienso que no tiene que costar mucho ponerse de acuerdo en dos cosas: que, sin escatimar ningún esfuerzo para combatir la crisis sanitaria, hay que acelerar fuerte la lucha contra la crisis económica y social; y que tanto la una como la otra pedirán muchos esfuerzos y muchos recursos económicos.
Necesitaremos mucho dinero a lo largo de los próximos años, tanto para hacer menos duras las actuales situaciones económicas de personas y empresas como para impulsar la recuperación y la reconversión de nuestra economía. Dos experiencias que he vivido –la reconversión industrial estando en el gobierno de Madrid y la revolución digital estando en la Comisión Europea– me hacen pensar que las necesidades de inversión serán muy altas, tanto de carácter privado como del sector público. Es por eso que me atrevo a hacer una serie de recomendaciones, pensando sobre todo en el nuevo gobierno catalán.
1. Los orígenes de los fondos. Después hablaré de los fondos privados, pero los fondos públicos disponibles en Catalunya saldrán de la recaudación propia, de transferencias del Estado, de transferencias de la UE y del endeudamiento. La gran novedad de estos años son precisamente las grandes ayudas provenientes de la UE y las facilidades de endeudamiento que facilita el BCE. Esta es, sin duda, una gran oportunidad, sin la cual la salida de la crisis sería muy difícil. Hace falta, sin embargo, tener en cuenta tres aspectos derivados de la relación con el Estado que pueden dificultar la cifra de las transferencias. Uno, ya muy conocido, es el actual sistema de financiación, que provoca un excesivo déficit fiscal, no compensado con las inversiones directas del Estado en Catalunya. Un segundo es la fórmula para el reparto de los fondos extraordinarios que el gobierno de Madrid tendrá que distribuir entre todas las comunidades. Y un tercero está relacionado con el papel de intermediario que Madrid tendrá como transmisor de las ayudas recibidas de la UE. Por estas razones pienso que los acuerdos que se negocien, sea de forma bilateral o con todas las comunidades autónomas, marcarán las cifras finales. Hace falta no olvidar la importancia de esta negociación para asegurar más recursos. Y hay que pensar que en nuestro caso, a diferencia otros espacios europeos, las posibilidades de endeudamiento están relativamente limitadas por la gran deuda ya existente.
2. Fines de uso. El problema es similar en todas partes, pero no olvidemos que los recursos extraordinarios de los que dispondremos tienen que servir para resolver situaciones de dificultad presentes, tanto de personas como de empresas, pero sobre todo para ayudar a hacer las reconversiones necesarias para garantizar un futuro mejor. En el caso catalán esto supone volver a una economía más industrial y tecnológica, y reducir la importancia de algunos tipos de servicios relacionados sobre todo con el turismo de poca calidad; impulsar la creación de conocimientos y su transferencia al tejido empresarial; y recuperar en el mundo de las tecnologías digitales y de la sostenibilidad el papel que nuestro país ya había jugado hace algunas décadas en aquella etapa industrial.
Mi experiencia me dice que para conseguirlo hace falta una actitud inversora del sector privado, pero orientada, estimulada y ayudada desde el sector público. Existen posibilidades importantes de inversión en muchos sectores económicos, pero se necesita crear oportunidades que supongan una cierta colaboración público-privada. El nuevo gobierno tiene que saberlo y promover las oportunidades, ya sea cofinanciando o bien quizás todavía más impulsando medidas de tipo básico, como por ejemplo mejorar el sistema educativo, dar más apoyo a las actividades de investigación y de innovación y financiar estructuras públicas que lo faciliten.
3. Estrategia política. Ni me toca ni puedo hacer ningún programa para un nuevo gobierno. Pero me gustaría insistir en una orientación central a la hora de constituirlo.
Por razones de salud pública, de recuperación de la economía, de atención a los más perjudicados y de exigencia de sostenibilidad, necesitaremos disponer de más recursos de los que ahora tenemos. Tengamos claro cuáles tienen que ser los orígenes de estos recursos y no los pongamos en peligro con posiciones equivocadas con los que tienen que ser nuestros aliados, pero podrían convertirse en adversarios: España y la UE. Tanto en un caso como en el otro la actitud tiene que ser de negociación con firmeza (reducción del déficit fiscal, aumento de la inversión estatal, reparto adecuado de las ayudas europeas...) pero no de enfrentamiento ni de posiciones unilaterales de fuerza.
Dejenme que sintetice en tres frases cortas esta orientación estratégica: 1) el dinero no lo es todo, pero sin dinero es muy difícil hacer una buena política en tiempo de crisis; 2) hacer el valiente en las relaciones sin tener la fuerza suficiente puede llevar a un gran fracaso, y 3) a la hora de constituir un nuevo gobierno hay que hacerlo teniendo en cuenta cuáles serán las prioridades inmediatas.
Joan Majó es ingeniero y ex ministro