Se ha presentado en Barcelona Impugnar las normas (Galaxia Gutenberg), un libro que recoge escritos de Pere Portabella sobre arte, cine y política, que son los palos que más ha tocado esta singular personalidad que ya ha cumplido 97 años. En los textos destacan nombres como Buñuel, Miró, Tàpies, Chillida, Tarradellas, Brossa, Santos y un número incontable de amigos, conocidos y saludados, porque Portabella nunca paró en casa y cuando hay paraba la abría para organizar encuentros entre distintos.
En el acto de presentación recordamos con Josep Ramoneda la cena de agosto de 2017 en el Mas Ventós. Empezó tarde porque había que esperar al presidente Puigdemont, que venía de la rueda de prensa en Barcelona con el mayor Trapero después de que los Mossos hubieran derribado en Subirats el último componente del grupo terrorista que hacía pocos días había atentado en Barcelona y en Cambrils. Entre los invitados estaba Pedro Sánchez, entonces jefe de la oposición. Faltaba un mes para el 1 de Octubre y, al atardecer, Portabella se lo hizo venir bien para que pareciera que Sánchez se había ido, pero en realidad le había hecho pasar a la biblioteca para que se pudiera reunir solo con Puigdemont. Imposible imaginarse que una amnistía les volvería a hacer coincidir casi siete años después.
Imposibles, también, parecen muchas de las cosas que deben ocurrir a partir del domingo para que Cataluña tenga gobierno en un plazo decente; es decir, sin tener que repetir elecciones. Quizás algún partido piensa que necesita volver a las urnas para ganar tiempo y hacer más presentable un pacto del que hoy no quiere oír ni hablar. Quien seguro que no lo necesita es el país. Sabemos que los dirigentes de los partidos ganadores tendrán que hacer de la necesidad virtud, que no resistirán la hemeroteca y que la desconfianza es la materia con la que se hace la política. Y como lo sabemos, agradeceríamos enormemente que no hicieran más disfuncional la situación.