La trampa de la venganza

3 min
La trampa de la venganza

Solo si pensamos que estamos inmersos en la lógica de la venganza es posible encontrar alguna explicación a la tormenta de odio israelí que ha llevado al primer ministro Netanyahu a enfangarse con consecuencias imprevisibles en la trampa que le puso Hamás.

El primer ministro israelí tiene políticamente los días contados y su miserable oxígeno es alargar la estrategia del terror. Hasta que Estados Unidos le paren los pies después de haberle dado tiempo a la venganza.

Seis meses después de los ataques del 7 de octubre es momento de hacer un tenebroso balance. El resultado humano de la barbarie es que 1.200 israelíes fueron asesinados ese día y 33.000 palestinos en los 182 días posteriores. Las cifras palestinas son del ministerio de Sanidad de Hamás y son aproximadas. Pueden ser menores, pero también mayores, dada la cantidad de personas que pueden haber quedado bajo los escombros en una guerra basada en la destrucción sistemática.

134 israelíes fueron secuestrados, presumiblemente están retenidos bajo tierra, y en algunos casos torturados y agredidos sexualmente.

A las decenas de trabajadores humanitarios y periodistas fallecidos, esta semana se ha añadido el asesinato de siete voluntarios de World Central Kitchen en tres ataques distintos ejecutados con un dron israelí. Si bien el gobierno israelí ha hablado de un "error", el analista militar Amos Harel afirma en el diario Haaretz que los asesinatos de WCK son un síntoma que va más allá de un error. "Un síntoma de un fenómeno más amplio" en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que tienen "serios problemas de disciplina" que llevan a "diversas violaciones de las leyes de la guerra". Es evidente que en esta confrontación, las FDI consideran un objetivo a toda la población palestina, indiscriminadamente, lo que no ha evitado que el apoyo popular a Hamás esté en el 70% y que sea fácil deducir que se está gestando un odio que alimentará diversas generaciones. El hambre y el horror no se olvidan. Los miles de criaturas muertas, tampoco.

El asesinato de los cooperantes de WCK, que repartían comida, puede ser un punto de no retorno para Netanyahu. La comunidad internacional le ha dejado hacer. Estados Unidos le ha dado tiempo para la venganza y la restitución de la jerarquía del terror. Pero Israel se dirige hacia su aislamiento. Canadá ha interrumpido el suministro de armas y el presidente estadounidense ha amenazado por primera vez con retirarle la ayuda.

Fracasados

Si el objetivo de Hamás era provocar una guerra regional contra Israel ha fracasado, pero sólo puede decirse que de momento.

Unos y otros están entrampados. Atrapados en la destrucción, y sin los objetivos militares cumplidos existe un serio peligro de escalar, que es la salida de los cobardes. Hoy, la población israelí y sus medios de comunicación temen una seria escalada. Una explosión de la siempre presente guerra en la sombra con Irán, tras el atentado contra un edificio de la embajada en Damasco que mató a siete personas, entre ellas un general del ejército iraní, que había servido en Siria y en Líbano y era considerado cercano a Hassan Nasrallah, el líder de Hezbollah, la milicia chií y partido político libanés. Nasrallah ha hablado de un "punto de inflexión" y de una respuesta "inevitable" que puede significar una escalada de las hostilidades. El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, que parecía intentar desescalar la tensión en la zona desde octubre, ha anunciado que "Israel se arrepentirá de sus crímenes".

Israel no confirma públicamente la autoría del atentado, pero se prepara militar y civilmente. Tiene los reservistas activos y las señales GPS bloqueadas en Tel-Aviv para evitar ataques con drones.

Contener la escalada

Contener la escalada en Oriente Próximo también pasa por China, por Teherán, Moscú y Kiiv. Los vínculos reforzados de China y Rusia complican todo el escenario internacional. Por eso, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, advirtió el viernes en Guangzhou al viceprimer ministro chino sobre “consecuencias significativas” de que empresas chinas apoyen a Moscú en la guerra en Ucrania. Dos días antes lo había hecho el secretario de Estado Antony Blinken ante los ministros de Exteriores de la OTAN advirtiendo de la asistencia de Pekín a Moscú a "una escala preocupante" procurándoles "herramientas, inputs y conocimiento técnico" según el Financial Times. Se trata de equipamiento óptico, propulsores y material espacial que no sólo amenaza a Ucrania sino a otros países.

Las rondas de sanciones han sido inoperativas y han reforzado los lazos comerciales de Moscú con China, que tiene Taiwán en el horizonte expansionista. Con este panorama, Joe Biden tiene la responsabilidad de no inhibirse, pese a las elecciones de noviembre. Desescalar es extraordinariamente difícil y el panorama es susceptible de empeorar.

stats