Teniendo en cuenta la fecha, me gustaría compartir con los lectores del ARA tres papeles de mi biblioteca personal que ni siquiera conocen Google, ChatGPT o sus primos robóticos, porque son, totalmente o en parte, manuscritos. Es como si no existieran, pero el caso es que existen, como tantos miles de millones de fotografías o documentos que no han sido digitalizados. ¡Por supuesto, que existen!
El primero lo logré hace unos años en una subasta y es un dietario personal del pintor italiano Guido Marussig (Trieste, 1885 - Gorizia, 1972). El documento va de 1922 a 1925 y está redactado sobre todo en italiano –pero también en francés y en inglés– en Florencia, París, Londres y otros lugares. Hay varias alusiones a su amigo Gabriele D'Annunzio, al que trata con mucha familiaridad. El 28 de junio de 1925, el escultor Aldo Valeriani, moribundo o muy enfermo por lo que se puede deducir, se despide de la vida haciéndole una dedicatoria al propio dietario, con una letra temblorosa y muy distinta a la del autor. La verdad es que impresiona: "¡Soffro! ¿Y fino a quando? Credo di encontrar presto la soluzione: a vitam eterna" [esto último escrito en mayúsculas muy grandes]. No todo es tan desesperado, sin embargo. El 21 de abril de 1923 anota simplemente: "giorno felice"En el resto de la página, que deja en blanco, cose unas pequeñas hojas de hiedra. "ama il culto dei ricordi". Y es apenas lo que hace.
El segundo texto que hoy no se venderá en las paradas de Sant Jordi es otro manuscrito de uso personal, en este caso de finales del siglo XVIII, de 1782. Se trata de unas Ordenanzas te edits concernando a la justice criminelle à mon usage. El autor es un tal Barras, liutenante criminel. En la Francia del Ancien Régime, esta figura era una especie de juez instructor y de policía a la vez. liutenante criminel fuera considerado como el hombre más plus que pusante de France ("el hombre más poderoso de Francia"). Este manuscrito tiene un importante valor histórico porque permite reconstruir las preocupaciones concretas de la justicia francesa muy pocos años antes de la Revolución. La mayoría de las leyes recogidas y comentadas en este cuaderno están relacionadas con el tema de los mendianos (mendigos) de la Francia rural, más o menos organizados en germanías. Algunas de las leyes que cita son bastante recientes, de las décadas de 1760 y 1770, mientras que otras son todavía del siglo XVII. El texto permite vislumbrar una sociedad convulsa y llena de desigualdades. En las páginas finales del manuscrito (en blanco) hay un dibujito muy curioso hecho con toda probabilidad por un niño, y que seguro es posterior a 1789: la cabeza de un hombre adulto llevando la barretina frígia...
El tercer libro que se venderá menos este Sant Jordi es una edición de 1688 del Tetrateuchus, sive commentarius in sancta Jesu Christi Evangelia, de Cornelius Jansen, más conocido como Jansenius o, en catalán, Janseni (1585-1638). En este caso, no se trata de un manuscrito, sino de un libro impreso de temática teológica pero que está totalmente lleno de inscripciones hechas a mano, firmas, fechas, dibujos, signos de difícil interpretación, etc. Después delAgustinus, es la obra más importante del jansenismo, y tuvo una gran influencia en autores como Pascal (al maestro Pere Lluís Font le hizo ilusión examinarlo). Es muy probable que este ejemplar formara parte de la biblioteca de alguna facultad de teología o filosofía, y que las sucesivas capas de apuntes, dibujitos, etc. las llevaran a cabo estudiantes aburridos a la luz de una vela (hay manchas de cera y páginas con quemaduras). En 337 años le pueden pasar muchas cosas a un volumen concreto –incluso que alguien escriba un artículo como el que están leyendo.
No concibo mi vida al margen de los libros. He leído muchos y he escrito varios. Los primeros, en la biblioteca pública de la Granja de Escarpe, que hoy lleva mi nombre (es el reconocimiento que más me ha tocado el corazón de todos los que he tenido el privilegio de recibir). Los libros no son sólo "información", ni los escritores somos "creadores de contenidos". Hablar en estos términos es una falta de respeto. Hoy toca elegir y remover, pero teniendo bien presente que la vida es breve, muy breve, y no es inteligente ni sensato desperdiciarla en tonterías.