El turismo se recupera, pero sin cambio de modelo

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Turistes y visitantes paseante  por uno de las calles guarnidas de Gràcia donde se ven pintadas contra el turismo.

BarcelonaLa pandemia golpeó especialmente al sector turístico, que prácticamente de un día para el otro vio como toda la actividad viajera se paralizaba. De repente, lugares especialmente turísticos como la ciudad de Barcelona se vaciaron de visitantes, lo que dio lugar a estampas insólitas como la de un centro histórico vacío o, en cualquier caso, recuperado por la población autóctona. La crisis del covid llegó en un momento especialmente caliente respecto al debate sobre el futuro del turismo y el peligro de saturación que viven algunos destinos, como por ejemplo la propia Barcelona. Por eso, durante los dos años que el turismo se mantuvo bajo mínimos o inexistente, se alimentó la esperanza de que en el futuro las cosas ya no volverían a ser igual y que había que repensar el modelo turístico. La experiencia de este 2022, sin embargo, nos dice que no ha pasado nada de esto.

Catalunya este julio ha recuperado, e incluso ha superado un poco (un 1,2%), el número de turistas que recibió durante el mismo mes de 2019. La idea de que después de la pandemia la gente sería reticente a viajar ha resultado falsa. Los turistas vuelven a estar aquí y tienen la misma tipología que tenían en 2019. No ha cambiado nada. Es evidente que el hecho de que se haya recuperado el número de visitantes, y de que los precios del sector hotelero hayan crecido alrededor del 25% tanto respecto al año pasado como respecto a 2019, es una buena noticia para la economía, y especialmente para un sector que solo ha podido sobrevivir gracias al mecanismo de los ERTE. Pero también se constata que la pandemia fue solo un paréntesis que no ha servido para abordar ninguno de los retos de futuro que tiene el sector y, en concreto, el debate alrededor de qué modelo de turismo queremos para los próximos años.

Al contrario, los datos indican que el turismo en Catalunya sigue siendo deudor de la fórmula del "sol y playa". Además de Barcelona, Lloret y Salou se sitúan entre los 10 destinos con más turistas de España. Este verano también se ha puesto sobre la mesa otra problemática: la falta de trabajadores calificados para hacer trabajos en el sector de la hostelería. O sea, que apostamos por un modelo de sol y playa, pero tampoco formamos a los trabajadores que se necesitan y, seguramente, tampoco se ofrecen condiciones suficientes atractivas. Los bajos sueldos y la precariedad asociada a la temporalidad siguen siendo los principales puntos débiles del sector. Y es aquí donde se tiene que atacar.

Llegados a este punto, y una vez constatado que estamos en el mismo punto que en 2019 y que no ha cambiado nada después de la pandemia, hay que retomar con urgencia el debate donde se dejó y decidir hacia dónde se quiere ir. Es verdad que nadie tiene una bola de cristal para saber qué pasará en el futuro próximo y cómo afectará al turismo toda la incertidumbre que la invasión de Ucrania está provocando en la economía. Pero hoy sí que sabemos que, a la mínima que se recupera una cierta normalidad y estabilidad, la gente vuelve a viajar y a visitar sus destinos favoritos. Y Catalunya, se quiera o no, es un destino turístico de primer orden. A partir de aquí lo que toca es decidir cómo lo queremos gestionar.

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