Ucrania, la ciudad italiana y la provincia España

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El presidente norteamericano , Joe Biden, abraza su homólogo ucraniano Volodimir Zelenski en la visita sorprendida que el primero hizo a Kíiv, el 20 de febrero de 2023.

Romano Prodi es uno de esos políticos italianos sin equivalentes en España. El ex presidente del Consiglio entre 2006 y 2008 (bastante tiempo para tratarse de un consejo de ministros italiano) y décimo presidente de la Comisión Europea entre 1999 y 2004 enseñaba ciencia política en Bolonia cuando, en 1978, el malvado Giulio Andreotti (otro político inimaginable en España) lo nombró ministro de Industria. Habían pasado muy pocos meses desde que las Brigadas Rojas secuestraran y ejecutaran a Aldo Moro ante la atenta mirada los servicios secretos de los EE.UU., nada contentos con los acuerdos entre Moro y el PCI. No dejen de ver, en Filmin, la serie Esterno notte de Marco Bellocchio; teorías de la conspiración y licencias estéticas aparte, se aprenden algunas cosas de la historia política italiana y europea.

Como cualquier viejo político italiano, Prodi sabe latín clásico y sabe mucho también de Europa y de política exterior. El caso es que lo acaban de entrevistar en Il Corriere della Sera. Cuando le han preguntado por el conflicto en Ucrania, Prodi dice lo siguiente: “La OTAN y la UE no han coincidido jamás tanto como ahora, pero preguntémonos por qué los Estados Unidos privilegian su alianza con los países del este de Europa; preguntémonos por qué Joe Biden ha ido a Varsovia y no a Bruselas”. Y remata: “Si la estrategia –de EE.UU.– es dividir a los nuevos países del este de los países fundadores de la UE, vendrán muy pronto decisiones dramáticas también para nuestro gobierno”. Prodi no es sospechoso de pertenecer a una izquierda crítica con la OTAN. Por el contrario, es un atlantista convencido, pero el profesor es italiano y en la ciudad italiana, como les digo, existe una cultura política muy desarrollada a propósito de Europa y de la política exterior.

En Italia siempre se debate intensamente sobre la política internacional y sobre el papel de los EE.UU. en Europa. Hay muchos motivos históricos para ello en un país cuyo viejo y posibilista Partido Comunista fue siempre un dolor de cabeza para los servicios de inteligencia estadounidenses. Y en estos meses el debate internacional en Italia es sobre la guerra ruso-ucraniana; la forma en la que se debate en la ciudad italiana tiene poco que ver con los provincianos debates que se dan en España, donde incluso una parte de la izquierda no ha querido meterse en cosas complejas y ha preferido ofrecer su mejor sonrisa transversal. Es como si en la tradición ibérica hubiera un instinto homicida contra la complejidad. Vivan las caenas, viva Juan Roig, viva la OTAN, viva España, cállate y sonríe Belarra.

En el país de Mazzini y Garibaldi los postfascistas de Fratelli d'Italia que representan la mayoría en el gobierno de coalición, y también los postcomunistas del PD, defienden hoy con pasión el envío de armas a Ucrania pero, dentro del propio gobierno, los putinistas de Salvini y Berlusconi no han reprimido sus planteamientos. Si alguien del PP dijera en España lo que dice su socio Berlusconi en Italia, Enric Juliana montaría un seminario para periodistas de Madrid y les explicaría que el PSUC se parecía más al PCI que al PCE, que Aznar quiso ser italiano y algo del corredor mediterráneo. En Italia, además, el mundo progresista es otra cosa y va mucho más allá del PD; hay muchos sectores políticos que defienden la paz y las vías diplomáticas que van desde el M5S hasta partidos a la izquierda del PD.

En Italia la postfascita Meloni, como me decía Juanlu de Paolis el otro día, no pierde ocasión de criticar a Macron y se habría convertido en una especie de Aznar por su enorme furor atlantista. Meloni es italiana y sabe, como Prodi, que todo esto va de Europa, y si algo aprendieron los fascistas italianos de sus provincianos camaradas españoles es que bajo el paraguas de la OTAN el fascismo florece mejor, aunque sea provinciano. A ver si Juliana monta el seminario.

Pablo Iglesias es doctor en ciencias políticas por la Universidad Complutense de Madrid, ex secretario general de Podemos y ex vicepresidente segundo del gobierno español
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