Asedio a la violencia contra las mujeres

3 min
Concentración a A Coruña, el 18 de septiembre, de la Marcha Mundial das Mulleres en repulsa por el último asassinat machista perpetrado a la ciudad.

En agosto del 2019, durante la celebración de unas fiestas en San Cibrao, en Galicia, se colocaron unas cámaras en un callejón para grabar a las mujeres que hacían pipí debido a la inexistencia de lavabos públicos. Los hombres orinaban en el mismo callejón. Las imágenes grabadas, que mostraban la cara y el sexo de las mujeres, fueron colgadas en páginas porno. A los hombres no se les grabó ni se les ha colgado en ninguna parte. La Asociación Mulleres en Igualdade de Burela presentó una denuncia y el pasado marzo el juez la archivó. La decisión provocó diferentes manifestaciones de protesta. Ahora, el mismo juez, Pablo Muñoz Vázquez, acaba de ratificar su sentencia. No lo considera un delito contra la intimidad porque en la vía pública no hay intimidad. Tampoco ve delito contra la integridad moral porque, según él, no había intención de humillar las víctimas. Seguro. Era un homenaje a las mujeres. Como otros que nos hacen los jueces y la pornografía.

La víctima de la Manada, a través de su abogada, Teresa Hermida, ha conseguido llevar ante la justicia a siete individuos de lo que se conoce como “la Mandada virtual”, es decir, los que se dedicaron a publicar su nombre, sus datos y otras informaciones, además de un vídeo de la violación. Dos de estos individuos ya han sido condenados y a los otros cinco se les está investigando. Es un buen precedente porque estas acciones tienen que ser consideradas también agresiones a la víctima, a quien se le hace un daño perpetuo. Quizás a más de uno se le acabarán las ganas de continuar manifestando su odio hacia las mujeres. Porque ya no saldrán impunes. Incluso a aquellos que se esconden bajo pseudónimos y se creen protegidos. Estas actitudes no pueden tener ninguna protección. Ni judicial ni social. Aunque el machismo depredador considere que si has sobrevivido a una violación y rehaces tu vida es que no te han violado. Os recuerdo que si la mayoría de mujeres que han sido violadas no sobrevivieran, en el mundo no quedaría prácticamente ninguna mujer.

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que 21 de sus empleados cometieron abusos sexuales a mujeres y niñas durante el brote de Ebola en la República Democrática del Congo. Se han detectado, como mínimo, 84 agresiones, y aparte de los empleados de la OMS, se han contado 62 agresores más. A las víctimas se les exigían relaciones sexuales para mantener el trabajo o a cambio de productos de primera necesidad. Las consecuencias de la desigualdad económica y las de estos abusos son infinitas. No basta con las pandemias sanitarias. Hay que añadir siempre la pandemia de la violencia machista. Que dejen de pedir perdón. Exigimos que no se repitan. El perdón no evita embarazos ni enfermedades provocadas por una violación. El error del sistema se llama patriarcado y se tiene que extinguir.

En EE.UU., el cantante R. Kelly ha sido declarado culpable de crimen organizado y tráfico sexual. Ha quedado probado que durante más de veinte años este depredador ha abusado de mujeres, de niñas y de niños. El pasado es presente. Recientemente, Plácido Domingo ha vuelto a ser largamente aplaudido, a pesar de haberse demostrado su historial de acosador sexual, reconocido por él mismo y solucionado con un “eran otros tiempos”. En estos tiempos de hoy, desgraciadamente, todavía hay personas que celebran a estos individuos. Afortunadamente, sin embargo, el silencio ya no es la norma ni la justicia es toda ciega. Pero se tiene que continuar haciendo mucho ruido y se tiene que ocupar mucho más espacio. Vallar definitivamente el paso a la violencia contra las mujeres y dejar de ser nosotras las acorraladas.

Natza Farré es periodista
stats