ANÁLISIS

Juntos abre el debate sobre si es necesario (o no) trabajar menos

Carles Puigdemont y Yolanda Díaz reunidos este lunes en Bruselas.
26/04/2025
Subjefe de Política
4 min

BarcelonaDesde que Junts es decisivo en Madrid, el empresariado se ha reconciliado con el exilio y desfila habitualmente por Waterloo para reunirse con el expresidente Carles Puigdemont. Más allá de Fomento –Josep Sánchez Llibre va con frecuencia–, han pasado Cecot, Fecavem, UPM o el Consejo de Gremios de Catalunya, además de Femcat, una fundación dedicada a hacer lobi por el tejido empresarial catalán. Justo este viernes Pimec visitó Waterloo y Jordi Turull, Míriam Nogueras y Albert Batet mantienen contactos bilaterales también con toda la patronal. El objetivo a corto plazo de esa interlocución era frenar la reducción de jornada impulsada por la vicepresidenta española, Yolanda Díaz, un posicionamiento que hasta ahora les había comprado Puigdemont.

Ahora bien, llega la hora de la verdad. La propia Díaz anunció que el próximo martes –la semana del Día del Trabajador– el consejo de ministros aprobará el proyecto de ley para la reducción de la jornada a las 37,5 horas ya partir de ahí empezará el baile. No tiene los apoyos garantizados en el Congreso y todas las miradas giran hacia Junts: tendrá que decidir si presenta una enmienda a la totalidad o deja tramitar el proyecto y opta por hacer enmiendas durante el proceso parlamentario.

La parte más relevante de Junts es favorable a una enmienda a la totalidad. "Somos el partido de los tenderos. Y la reducción de la jornada les va en contra", resume taxativa una fuente, que argumenta que o trabajarán más los pequeños autónomos o les obligarán a contratar a más gente sin que les salgan los números. Ahora bien, también existe otra sensibilidad dentro de Junts, la que se considera más socialdemócrata, que cree que la formación debe mantener una posición más conciliadora con este debate –los propios trabajadores de Junts han pactado hacer 37,5 en la práctica– y evitar alinearse directamente con la patronal. O ahorrarse una foto con la extrema derecha de Vox y el PP, ya que el PNV se inclina por dejar tramitar al menos la iniciativa. De hecho, incluso algunas fuentes apuntan a que no todo el PP ve claro vetar la iniciativa.

Pimec, con quien Puigdemont se reunió el viernes, estaría abierta aceptar las 37,5 horas si se modifica la propuesta. La patronal de la pequeña y mediana empresa no quiere la medida, como el resto de empresarios, pero también está dispuesta a estudiar reformas si supera el primer debate en el Congreso: que exista una moratoria de "años" para las empresas pequeñas, que no exista el mismo régimen sancionador para las grandes compañías y las micro, o que se flexibilice el control horario en las empresas con menos trabajadores. También que la administración asuma el coste de reducir la jornada a aquellas empresas que tienen un contrato público si esto implica un mayor coste del licitado.

Teniendo en cuenta la oposición férrea, desde el inicio, de la patronal a la reducción de la jornada laboral, tan sólo superar el primer debate en el Congreso sería un balón de oxígeno muy importante para Yolanda Díaz, sobre todo para pasar página de los contratos del gobierno español con Israel. Ahora bien, también es cierto que una tramitación en el Congreso de las 37,5 horas podría ser un boomerang para Sumar: si la iniciativa quedara diluida por las enmiendas de Junts (o el PNV), debería decidir si la acepta con el riesgo de perder a Bildu, Esquerra o Podemos, con quien compite ferozmente a la izquierda del PSOE.

El fin del idilio entre Fomento y el PSC

No hay una decisión tomada en Junts sobre la reducción de la jornada, pero se trata de un debate clave en la formación, tanto para los que más se consideran a la izquierda –que no quieren quedar anclados exclusivamente a la derecha– como los que quieren consolidar el partido como referente del empresariado. Sobre todo ahora que el romance entre Foment del Treball y el gobierno de Salvador Illa ha terminado. Si bien el PSC sigue siendo el partido de orden, sus socios de Esquerra y los comunes le han presionado para tomar medidas que no han gustado a la patronal, como el aumento de la tasa turística y el impuesto de transmisiones patrimoniales. Basta con repasar las declaraciones de Josep Sánchez Llibre esta semana para verlo: ya ha hablado abiertamente de "tripartito encubierto" que llevará a Catalunya a la "miseria y al decrecimiento". Todo uno déjà-vu de los años 2000.

1.

La foto de Trias que levantó polvareda

Durante el día de Sant Jordi los grupos de Junts hervieron por un tuit: Aleix Clarió, del entorno de Puigdemont, difundió una fotografía de Xavier Trias y Josep Rius con el anunciado "El alcalde de Barcelona". Teniendo en cuenta que Rius es uno de los aspirantes a ser designado candidato de Junts en la capital catalana, enseguida levantó suspicacias. Tantas que, sólo seis minutos después, Jordi Martí, que también quiere ser candidato, colgó una foto casi idéntica con Trias y también con el anunciado "El alcalde de Barcelona".

2.
Actividad parlamentaria mínima en Cataluña y en Madrid
Hemicicle del Parlament de Catalunya

Este mes de abril la actividad parlamentaria ha caído bajo mínimos tanto en Cataluña como en el Estado. El Parlamento sólo ha hecho un pleno y no ha habido comisiones parlamentarias ni en Semana Santa, ni en Sant Jordi ni tampoco en Sant Marc. En el Congreso la actividad plenaria también ha quedado reducida a un pleno, ya que lo previsto esta semana que viene se suspendió por la coincidencia del congreso del PP europeo en Valencia.

stats