BarcelonaNo ha sido con Pere Aragonès en la Generalitat cuando la ANC ha empezado a apuntar hacia la plaza Sant Jaume y los partidos independentistas, acusándolos de ser un freno en la independencia. Pero sí que ha sido con él de president que la tensión ha roto uno de los pocos consensos que quedaban vivos: la manifestación de la Diada representaba todo el movimiento.
La negativa del president a asistir es muy relevante por los motivos que esgrimen desde Presidencia: es “poco coherente” participar porque la manifestación va “contra los partidos” y no “contra el Estado”. Aragonés podría haber optado por recurrir a los argumentos de Artur Mas y decir que se ausentaría para representar su rol institucional, pero, claro, esto hubiera entrado en contradicción con lo que hizo el año pasado. “President, haga la independencia”, le espetó la entonces presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. Este año, la Asamblea ha ido todavía un paso más allá y en su manifiesto considera que los partidos ya no son aliados para hacer la independencia y ha llegado el momento de la gente.
Aragonés, pues, decide hacer un pulso a la Asamblea, consciente de que la entidad hace tiempo que perdió la influencia y capacidad de presión que tenía sobre las instituciones; pero con el freno de mano puesto. ERC no va más allá y a pesar de que su principal figura rechaza la convocatoria porque “profundiza en las divergencias”, el partido acabará enviando una delegación, probablemente encabezada por la expresidenta de la ANC Carme Forcadell. Alguien a quien por su trayectoria cívica será más difícil que abronquen. El efecto desmovilizador de las críticas de Aragonés está todavía por ver y la Asamblea se juega buena parte de su credibilidad este Once de Septiembre. Si la movilización vuelve a ser masiva reforzará las tesis de su presidenta, convencida de que hay que presentar una candidatura ciudadana en las próximas elecciones para medir fuerzas con los partidos que hayan apostado por el diálogo y renunciado a la unilateralidad.
Las susceptibilidades entre Junts y ERC
Y en este desafío mutuo entre Aragonès y la ANC, también tiene un papel JxCat. Sus consellers no tardaron mucho en decir que ellos sí que irían a la manifestación. Es bastante conocido que la convivencia entre los dos socios es siempre complicada. Incluso en aquellas cosas en las que tendrían que estar más unidos. El viernes reaccionaban al dictamen de la ONU que señala el juez Llarena para vulnerar los derechos de los presos políticos. El acto se tenía que hacer en Suiza, desde donde se conectarían Oriol Junqueras, Josep Rull y el abogado que ha llevado el caso, y en Barcelona, donde habría Jordi Turull y Raül Romeva. Rull tuvo problemas con el vuelo y empezaron las susceptibilidades. Junts no quería que Junqueras fuera el único en sentarse con el abogado y ERC no quería que Junts tuviera ventaja numérica en Barcelona. Pero, si Junqueras se retiraba, tenía que caer un cargo equivalente y no podía ser Rull. Al final, Junqueras y Turull se quedaron fuera.
Los detalles
Que esta semana se haya confirmado su suspensión como presidenta del Parlament no impedirá a Laura Borràs participar en un acto institucional por la Diada. Pronunciará una conferencia sobre “las libertades perdidas que debemos volver a ganar” desde el Teatre Municipal l’Ateneu... de Igualada, la ciudad donde vive y donde será alcaldable Alba Vergés, su sucesora interina en la presidencia.
Josep Rull cumplió el viernes 54 años. Un cumpleaños que empezó bien temprano por la mañana para coger un vuelo en dirección a Ginebra, desde donde tenía que participar en el acto sobre el dictamen del Comité de Derechos Humanos de la ONU. Problemas con la compañía aérea hicieron que se quedara en tierra, lo que le torció (o no) la celebración. Tuvo que rehacer los planes y participar en el acto previsto desde Barcelona.