Barcelona

Barcelona pel Canvi vuelve a salvar a Colau y le mantiene vivos los presupuestos

El ejecutivo esquiva el obstáculo del 'no' de ERC y emplaza a los republicanos a continuar negociando para aprobar unas cuentas "continuistas"

Ernest Maragall, Ada Colau y Jaume Collboni en una imagen de archivo

BarcelonaFotografía de nuevo desagradable para los intereses del gobierno de Ada Colau en Barcelona, que este miércoles se ha quedado solo con el apoyo de Barcelona pel Canvi para poder continuar la tramitación de los presupuestos del 2022. La formación que capitaneaba Manuel Valls, y que ahora está liderada por Eva Parera, ya tuvo la clave, cuando todavía no se había separado de Cs, para dar la investidura a la alcaldesa y no a Ernest Maragall (ERC), y hoy ha vuelto a ser decisiva; ahora para el acuerdo de presupuestos.

Después de que los republicanos ya anunciaran el lunes que no apoyarían las cuentas del 2022, que serían las terceras que pactan con Colau, el gobierno municipal decidió mantener la votación en el orden del día de la comisión de Economía, confiando en los apoyos o abstenciones de la derecha y, esencialmente, de Barcelona pel Canvi, que finalmente ha votado a favor, igual que la regidora no adscrita, Marilén Barceló, que en la práctica forma parte del mismo grupo.

Durante la comisión, Parera ha criticado a la oposición de "irresponsable" y de "hacer un voto de cobardía" porque con la negativa se renuncia a mejorar unas cuentas y a seguir con las de este año prorrogadas. "Hoy no votamos sí o no a los presupuestos, ni votamos sí o no a Colau", ha enfatizado la regidora, que ha matizado que su apoyo a la tramitación no es una garantía de un voto en el pleno del 23 diciembre, cuando se tienen que aprobar definitivamente las cuentas municipales.

Esta mañana, después de que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, alargara la mano a los comuns por el pacto de presupuestos, el escenario de negociaciones en Barcelona ha dado un pequeño giro y el gobierno municipal parecía inclinado a dar más tiempo a ERC para lograr el entendimiento. Al final, sin embargo, no ha habido cambios y la comisión ha tramitado las cuentas por la mínima y sin el apoyo de los republicanos, que ya han dejado claro que no entrarán en la negociación del presupuesto que se acabe votando en el pleno de diciembre.

Desde las filas de ERC en Barcelona han repetido durante todo el día que una votación y la otra no tenían nada que ver y que el debate de la ciudad no podía supeditarse al de la Generalitat. Y dicho y hecho, Ernest Maragall ha justificado el no alegando que, a diferencia de los otros dos ejercicios en los que hubo entendimiento, las cuentas presentadas por los de Colau no son "ni las de Barcelona y todavía menos para Barcelona" porque no hay un proyecto de "transformación" para empujar la ciudad a la recuperación después de la crisis pandémica. En este sentido, en una de las intervenciones, ha criticado que se hayan obviado "las Barcelonas que reclaman su rehabilitación" y que no se ponga límites a un modelo de "turismo agresivo" o un cambio en el modelo productivo de la ciudad.

La "CUP de Barcelona"

El ejecutivo no ha encajado bien el golpe que supone el rechazo de los republicanos a las cuentas. El primer teniente de alcaldía, el socialista Jaume Collboni, ha interpretado el voto contrario como un "cálculo" y ha reprochado a Esquerra que "hiciera de CUP" en el Ayuntamiento de Barcelona, en el sentido de bloquear las cuentas. Más medido, el regidor de Presupuesto, Jordi Martí, ha afirmado que todavía hay margen para el debate y ha emplazado a la oposición –en especial a ERC– a continuar negociando "hasta al último aliento" para encontrar una mayoría más amplia, "después del pronto", ha dicho, de la votación en esta comisión. "Con los grupos del gobierno, ERC es el primer responsable de los presupuestos", ha insistido Martí, que ha defendido que las cuentas sean "de una continuidad absoluta", respecto a los dos ejercicios anteriores, que llevaban la impronta de ERC.

La negativa anunciada el lunes por Ernest Maragall ya hizo tambalear los planes de los de Colau que, desde el primer momento, dieron por hecho que los republicanos se avendrían a hablar de unos presupuestos de récord, que superan los 3.400 millones de euros, y que desde el lunes han intensificado las vías de presión. Primero calificaron el no de Maragall de "pronto, imprudente y electoralista", en palabras de Jordi Martí, y el día siguiente recurrieron a la reforma de la Rambla, que formaba parte del entendimiento presupuestario del 2020, para pedir a los republicanos que rubricaran un nuevo acuerdo de cuentas que, esta vez sí, desencallara la transformación.

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