CANVIS A LA MONCLOA

La carpeta catalana espera al nuevo consejo de ministros

Vilagrà avisa de que el cambio puede retrasar la Comisión Bilateral

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GERARD PRUNA
3 min
Pedro Sánchez i Pere Aragonès durant la seva reunió a la Moncloa el 30 de juny.

BarcelonaLos nuevos ministros de Pedro Sánchez tomarán posesión hoy y mañana ya se sentarán en la Moncloa en su primera reunión del consejo de ministros, una cita en la que ya encontrarán encima de la mesa las principales carpetas que tiene pendientes el gobierno español. Y entre ellas, en un lugar destacado, estará la carpeta catalana. Los indultos a presos políticos han suscitado un cambio de etapa, pero el conflicto está aún lejos de resolverse. En la reunión que mantuvieron hace dos semanas en la Moncloa, Sánchez y el president de la Generalitat, Pere Aragonès, dieron forma a los próximos pasos a seguir, entre los que estaba la convocatoria de la Comisión Bilateral antes de las vacaciones de verano y la preparación de un nuevo encuentro de la mesa de diálogo a principios de septiembre en Barcelona.

Ahora, sin embargo, los cambios en el gobierno español pueden trastocar el escenario. La consellera de la Presidencia, Laura Vilagrà, avisó ayer de que el relevo en algunos ministerios en Madrid puede retrasar la celebración de la Comisión Bilateral. "Seguramente nos supondrá tener nuevos interlocutores y, en este sentido, puede que nos retrase alguna de las tareas que estábamos realizando" en el ámbito social y de las infraestructuras, apuntó la consellera. Para empezar, el cambio al frente del ministerio de Política Territorial, en el que Isabel Rodríguez asumirá el cargo que hasta ahora tenía Miquel Iceta -ahora en Cultura y Deportes-, ya implica un relevo al frente de la parte estatal que lideraba la Comisión Bilateral. Lo mismo ocurre en otras carpetas importantes como la de Transportes, en la que José Luis Ábalos deja su lugar a la hasta ahora alcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez, que ayer se despidió del consistorio.

El nuevo papel del PSC en el ejecutivo será una de las claves de la nueva etapa en las relaciones entre la Generalitat y el Estado. Si bien es cierto que los socialistas catalanes duplican su presencia en el ejecutivo español con la llegada de Sánchez a Transportes, también es verdad que pierden la carta de tener a su primer secretario al frente de Política Territorial. Ayer el líder de los socialistas en el Parlament, Salvador Illa, aseguró que el PSC "gana peso" en la Moncloa y que, a pesar del cambio de papel de Iceta, los socialistas catalanes tendrán "mucho que decir en el proceso de diálogo entre el Govern y el nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez.

A cambio, el PSC ha situado a una de sus alcaldesas del Baix Llobregat al frente de Transportes, una cartera clave en los asuntos que deberán tratarse en la Comisión Bilateral. Desde allí liderará debates como la ampliación del aeropuerto, pero también el cambio de modelo de peajes, la limitación de los precios del alquiler -las competencias de vivienda también cuelgan de este ministerio- o la eterna reivindicación de Cercanías.

El factor Redondo

Más allá de los ministros, sin embargo, otro de los cambios hechos el sábado por Sánchez tiene un impacto claro en las relaciones entre la Generalitat y el Estado. El adiós del hasta ahora jefe de gabinete del presidente español, Iván Redondo, obliga a construir nuevos puentes entre la Plaça Sant Jaume y la Moncloa. Durante la reunión de Sánchez y Aragonès de finales de junio, se produjo también otra cita entre Redondo y el director de la oficina del presidente catalán, Sergi Sabrià, con el objetivo de engrasar las relaciones entre dos hombres clave en la relación entre ejecutivos. Sin embargo, ambos tenían que preparar la mesa de diálogo del próximo septiembre.

Sin embargo, ayer Aragonès quiso quitar hierro al impacto de la remodelación llevada a cabo por Sánchez. "Lo importante no es cómo se organiza el gobierno español, sino que se lleven a cabo las decisiones que son necesarias", dijo el presidente catalán. La presidenta del Parlament, Laura Borràs, en cambio, se mostró "pesimista" y dijo que no le parecía que los cambios puedan llevar a una resolución del conflicto.

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