La CUP propone hacer coincidir un nuevo referéndum en Catalunya con el de Escocia
Los 'cupaires' crearán una comisión de seguimiento para intercambiar experiencias con organizaciones e instituciones escocesas
Barcelona"Quiero hacer como Escocia en 2014 y me gustaría que el estado español supiera hacer como el Reino Unido", afirmó el candidato de ERC, Pere Aragonès, durante el pleno de investidura en referencia al referéndum acordado que entonces los escoceses perdieron y que ahora quieren volver a celebrar. El ahora ya presidente enarbolaba de este modo la vía escocesa para superar el bloqueo que impide la resolución del conflicto entre Catalunya y España. La CUP, que ha consensuado con ERC plantear un "nuevo embate democrático" esta legislatura "priorizando" el referéndum en caso de que la mesa de diálogo con el Estado fracase, apuesta por hacer coincidir la nueva consulta con la de Escocia. Y hacerlo, a diferencia de lo que defienden ERC y JxCat, aunque la consulta en Catalunya no sea acordada y la de Escocia sí. Según ha podido saber el ARA, los cupaires pondrán sobre la mesa esta opción cuando se impulse el Acuerdo por la Amnistía y la Autodeterminación, previsto en el acuerdo de gobierno con JxCat y que Aragonès quiere convocar en las próximas semanas, antes de volver a reunir la mesa de diálogo entre gobiernos.
Así lo confirma el diputado de la CUP en el Congreso, Albert Botran, que considera que la determinación del gobierno escocés de celebrar un segundo referéndum después de perder el de 2014 y de volver a ganar ahora las elecciones es una ventana de oportunidad que no se puede desaprovechar. "Es una oportunidad para volver a conectar internacionalmente nuestra lucha. Los sectores contrarios a la independencia de Catalunya defienden que este debate está desfasado, que es una cosa del pasado que solo tiene sentido con las colonias, pero allá el debate se lleva con normalidad democrática e incluso se ha acordado un referéndum, y este es un argumento que debilita los posicionamientos contrarios a la consulta", remarca el dirigente de Poble Lliure.
Conscientes de que la decisión final la tendrá que tomar el conjunto del independentismo en este nuevo espacio de partidos y entidades, los cupaires ven las ventajas de celebrar los dos referéndums a la vez para forzar el debate a escala europea. Asimismo, recuerdan que el acuerdo de gobierno establece "coordinar la internacionalización de la causa" y "explorar complicidades y la posible intervención de organismos europeos e internacionales para lograr un referéndum acordado". Botran considera que las dos propuestas casan. "La diferencia respecto al del 2017 es que hace falta que haya una implicación mayor de la comunidad internacional, y el referéndum permite articular mayorías más grandes porque cuenta con un amplio apoyo", señala Botran, que revela que todavía no han hablado oficialmente con ERC y Junts.
Los cupaires consideran que por fechas es factible, a pesar de que el gobierno escocés tenga la voluntad de celebrarlo de aquí a dos años, justamente cuando se acaba el plazo que han puesto a ERC para enterrar la mesa de diálogo si no se obtienen réditos. "Cada pueblo tiene sus ritmos y no podemos quemar un referéndum para hacerlo de cualquier manera porque hay que acumular fuerzas para hacerlo cuando tengamos suficiente, pero las condiciones se pueden acelerar y podría coincidir con el referéndum escocés porque ellos dicen que lo harán en la primera mitad de la legislatura, pero tienen el calendario abierto", subraya Botran. Y añade: "Aunque la fecha no sea la misma, hacer coincidir los dos debates en paralelo ya es positivo".
En este sentido, el diputado de la cámara baja expone que la mesa de negociación no puede ser un freno para aplazar la manera en la que se materializa el derecho a la autodeterminación. "No podemos aparcar este debate y hay que ponerse a trabajar por este embate en forma de referéndum", advierte Botran, como ya hizo el diputado Carles Riera en el debate de investidura, cuando recordó a Aragonès que "los compromisos se cumplen" en relación a hacer un nuevo referéndum, sellado en el pacto entre las formaciones. La CUP ya se ha puesto a trabajar y ha decidido crear una comisión de seguimiento para estrechar relaciones políticas con instituciones y organizaciones escocesas con el objetivo de coordinar e intercambiar experiencias y estrategias.
Un "espejo" ante el Estado
Sincronizar los dos procesos de liberación nacional también servirá, según la CUP, para poner un "espejo" ante estado español respecto el Reino Unido. "No sabemos si Boris Johnson lo aceptará, pero es seguro que no usará la fuerza física para impedirlo; y si no se ponen de acuerdo, quien dirimirá su legalidad será el Tribunal Supremo y nada indica que tenga que votar en contra. En cambio, aquí se da por hecho que se prohibirá en defensa de la unidad de España", destaca Botran. Ir de la mano de Escocia también servirá, según el diputado, para hacer sentir con más fuerza la voz de las naciones históricas: "Señala una tendencia compartida de diferentes pueblos de Europa que reclaman más soberanía".
A pesar de que la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, ya ha descartado hacer un referéndum unilateral como Catalunya porque quiere que sea vinculante y "lleve a la independencia", el diputado cupaire cree que si en último término la justicia se alía con el Reino Unido, el SNP, con sus socios de los Verdes, podría plantear una consulta como la del 1-O. "Si no llegan a un acuerdo con Londres se les abre un interrogante sobre si la vía catalana es una alternativa de desobediencia, no como opción prioritaria, pero sí como plan B, y en una situación de bloqueo, ningún pueblo despreciará la experiencia del octubre catalán, que se hizo a pesar de la oposición del Estado".
Antes de llegar a este escenario, la CUP quiere aprovechar la reivindicación del Parlamento de Edimburgo de hacer un nuevo referéndum para internacionalizar el conflicto catalán y levantar la voz con la misma demanda que Escocia. Pero los cupaires, que no tienen ninguna esperanza de que la mesa de diálogo dé frutos, ya han avisado que no esperarán el visto bueno de Madrid. Lo dejó bien claro su cabeza de lista, Dolors Sabater, en una entrevista al ARA la semana pasada, cuando señaló que la nueva consulta, sea pactada o no, se tiene que hacer durante los próximos cuatro años.