Renovación de cargos

El currículum de la futura síndica de Greuges, una de las pocas cosas que casi genera unanimidad en el Parlament

Esther Giménez Salinas pasa el examen de la comisión parlamentaria

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Esther Giménez-Salinas este martes en el Parlamento

"Yo entiendo lo que ustedes dicen del pacto, pero yo no tengo nada que ver con esto, la primera sorprendida fui yo", ha reflexionado Esther Giménez-Salinas después de que todas las críticas de los grupos no fueran dirigidas a su currículum –que más bien la han alabado– sino al acuerdo a tres bandas entre el PSC, Junts y ERC que le ha abierto las puertas de la Sindicatura de Greuges. "El día siguiente de tomar posesión te tienes que olvidar de quien te ha propuesto. A mí no me costará hacerlo, porque no soy de nadie", ha defendido a continuación durante el examen que ha pasado en comisión parlamentaria antes de que el pleno del Parlament apruebe la próxima semana su nombramiento. Doctora en derecho penal, Giménez-Salinas fue la primera mujer rectora de la Universitat Ramon Llull y, antes, fue escogida como vocal del Consejo General del Poder Judicial y dirigió el Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat y las relaciones institucionales de Justicia durante los gobiernos de Jordi Pujol. Además, ha destacado que entre el 1993 y el 1997 fue miembro de la comisión de Política Criminal del Consejo de Europa y también que ha pasado por el consejo de administración del Banco Santander y el consejo asesor de Endesa en Catalunya.

De hecho, estos dos últimos cargos han centrado las pocas críticas que se han oído dirigidas a su persona. Han sido las de la diputada de la CUP Eulàlia Reguant, que se ha mostrado preocupada por la vinculación de Giménez-Salinas con el sector energético. "Si no vas y lo pruebas no sabrás si es bueno o si es malo", ha respondido la candidata a síndica. Reguant ha sido la única diputada que no ha destacado abiertamente su idoneidad, puesto que incluso el diputado de Vox Sergio Macián, que ha reiterado que quieren cerrar la Sindicatura de Agravios, ha dicho que Giménez-Salinas tiene un currículum "notabilísimo" y una "gran valía profesional". "Sería injusto decir que su perfil no se adecúa al cargo por el cual se postula", ha admitido poco después Nacho Martín Blanco (Cs). "Currículum extenso y completo", ha dicho también Joan Carles Gallego (comuns). Los elogios de la oposición no se han visto reflejados en la votación, porque solo ha recibido los votos de los partidos que la nombraban.

A pesar de que él no tenía que superar ningún examen, ha salido peor malparado el actual síndico, Rafael Ribó, que ha sido reprobado por el PSC, Vox y Cs. "No ponía en el centro al ciudadano", ha afirmado Oscar Aparicio (PSC). Para Martín Blanco, Ribó ha "desprestigiado la institución". Pero su sucesora no ha querido entrar en este debate y ha afirmado que "no criticará nunca a su antecesor". Tampoco ha querido cargar contra el acuerdo que la hará síndica después de que Gallego lo haya tildado de "cambio de cromos" y Reguant haya denunciado que los socialistas, los republicanos y Junts se negaron a hablar con nadie más. "Yo no creo en las unanimidades, creo en las mayorías", ha respondido Giménez-Salinas, que tuvo "muchísimas dudas" a la hora de aceptar el encargo.

Del frío de Siberia al calor de Guatemala

La futura síndica ha repasado buena parte de los momentos de su currículum y ha destacado, sobre todo, la etapa en el Consejo de Europa. Con la comisión visitó "cárceles de todo el mundo", desde el "frío" de Siberia hasta el "calor" de Guatemala. Los más "complicados" fueron los años en el CGPJ, cuando consiguió traer la escuela judicial a Barcelona pero no pudo forzar algunos cambios como el lenguaje a la justicia –"en algunas sentencias no pasas de la segunda línea"–. A la Sindicatura quiere traer uno de los principales objetos de su estudio: la justicia restaurativa, "porque las heridas mal cerradas continúan ahí", ha dicho, y ha defendido "el internamiento como último recurso". Para Giménez-Salinas, justicia restaurativa también significa priorizar "la atención en la víctima" y "sobre todo escucharla, porque la justicia escucha muy poco". "El sistema judicial tiene una cultura muy masculina", ha dicho, y ha defendido la necesidad de feminizarlo.

Esther Giménez-Salinas llegando a la sala de comisiones del Parlamento .

Aun así, ha afirmado que ella no cree en las cuotas y que si viniera a la sindicatura "por cuota de mujer saldría por la puerta". "Me ofenden si alguna vez me hablan de cuotas", ha dicho. Una Giménez-Salinas que se ha comprometido a potenciar la colaboración con el defensor del pueblo. "Conozco mucho a Ángel Gabilondo; fuimos rectores mucho tiempo, así que como mínimo nos escucharemos", ha dicho.

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